Pueblo de Nicaragua apoya a sus obispos… ¿Y acá en Honduras?

Por Ramón López P.

Mientras en Nicaragua los obispos se le han parado en treinta al tirano, acá, en Honduras, la jerarquía de la iglesia Católica, encabeza por el cardenal Rodríguez, prefirió doblegarse al poder y se alejó de su pueblo.

Con su discurso gallo-gallina, los jerarcas católicos hondureños se escondieron cobardemente debajo de sus propias sotanas.

Se escondieron mientras la gente era agarrada a balazos después de las elecciones, y luego, cuando bajó la tensión, aparecieron con sus sonrisitas de yo no fui e hicieron un llamado al diálogo y a la reconciliación.

Pilatos es nada a la par del cardenal y de varios obispos.

Católicos, evangélicos, laicos, ateos, etcétera, salieron por miles a las calles de Managua, a pesar del peligro de ser asesinados por los hdlgmp de Daniel Ortega y su mujer, y brindaron su apoyo total a los obispos.

Acá, en Honduras, la imagen de Rodríguez Maradiaga se vino en picada desde 2009 cuando se negó a criticar el golpe militar contra Mel Zelaya. Más tarde, escondió la cabeza como avestruz y nunca se refirió a la reelección.

Por algo, en las pancartas se le llama Cardemal.

La multitud nica exigió justicia, libertad, respeto a los derechos humanos y dio su apoyo a los obispos, quienes han sido señalados por el gobierno de Ortega de “golpistas”.

El cardenal, en su jueguito de querer quedar bien con Dios y con el diablo, debe poner las barbas y acercarse a su pueblo.

Y no es tanto porque la justicia los juzgará a él y al resto de obispos, sino porque arriba hay un Ser Divino que todo lo ve.

¿O es que acaso creen que a Dios lo puede engañar disfrazándose de ovejas?