Por R.L.P.
¡No se oye, Padre! A pesar de la serie denuncia de cincuenta alumnos que dieron a conocer la gran cantidad de casos de homosexualismo que hay en el Seminario Mayor de Tegucigalpa, la jerarquía de la iglesia Católica, comenzando por el cardenal Rodríguez, guardan un silencio que parece complicidad.
Los obispos han querido minimizar las acusaciones de acoso que sufren los heterosexuales que estudian sacerdocio, mientras que rectores, curas y maestros han volteado la mirada hacia otro lado.
Prefieren, en nombre del prestigio e imagen de la iglesia Católica, ocultar la aberración y situación que se viven al interior del Seminario.
¡Qué asco de personajes!
¿Con qué valor suben al púlpito cada domingo y engaña a un pueblo sencillo y humilde que acude con fe? ¡Ya déjense de sermoncitos superficiales.
Háganles justicia a esos muchachos que han sido acorralados por homosexuales. Investiguen las orgías ocurridas detrás de las paredes del Seminario Mayor.
Pregúntenles a los conductores y cobradores de buses por qué le llaman “la jaula de las locas” al lugar.
Pregunten.
Investiguen.
Escuchen a las víctimas.
¡Amén!
