Sabanagrande tiene cierto toque de misterio. Creo que eso es lo que lo hace distinto a los demás. Desde que uno se baja en el rótulo que indica la entrada al pueblo, se encuentra con un sol que lo calienta de manera rica porque se mezcla con el aire fresco que rodea este lugar.
Las calles son perfectas para contar una gran historia de amor, todas son empedradas y sus casas muy coloridas y por si fuera poco tiene un olor que lo enamora.
Olor a rosquillas y quesadillas. Y para hablar de esto y de una pregunta que ha inquietado por décadas a la humanidad (¿Quién inventó el agujero de la rosquilla?), busqué a la mera mera, la mujer que todo el pueblo me recomendó: doña María Ávila.
Ella se encontraba afuera de la Alcaldía Municipal con una mesa de plástico blanca, su pelo trenzado y un delantal rosado con una mano espantando las moscas que andan por ahí y con la otra pegándole palmaditas en la espalda a las personas y diciéndoles “¿Qué va querer, mi amor?”
Para empezar la plática con ella lo primero que le tuve que decir fue “Deme una quesadilla”, por mientras, ya que era imposible resistirse a tremenda tentación ya una vez con el corazón contento le empecé a preguntar a doña María si era originaria de Sabanagrande y quién le había enseñado hacer el pan.
“Sí, mi amor, yo soy de acá, aquí nací hace 70 años, mis papás y toda mi familia también eran de acá y en este pueblo todo el mundo sabe hacer las quesadillas y rosquillas, lo que pasa que con el tiempo usted va adquiriendo más experiencia, pero rosquillas como estas no va a encontrar en otro lado acá son las mejores”, dijo.
Obvio que le tenía que preguntar que cual era ese ingrediente que las diferenciaba de las demás y su respuesta fue “El amor, mamita, aquí se cocina con amor, el procedimiento es el mismo en todos lados, pero es el amor que nosotros le ponemos es que las hace tan sabrosa”.
Lo que me sorprendió de doña María es que le dije que me diera el procedimiento para probar algún día y sin titubear me lo dio de un solo, así que usted apunte también.
- En una olla se pone a hervir agua.
- Al estar hirviendo se le agrega el maíz.
- Una vez mojado el maíz se pone a secar.
- Una vez seco el maíz se le agrega harina y también se echa cuajada, mantequilla crema, margarina y manteca.
- Una vez revuelto todos los ingredientes se muele el maíz y con esa masa se empieza a darle forma al producto.
- Les coloca el dulce a su gusto y las mete al horno de barro.
- Recuerde que si no tiene amor no le van a quedar igual.
Sin duda usted tiene que visitar Sabanagrande si o si es un lugar en el que usted saldrá con la panza llena y el corazón contento de tanta belleza.
Por cierto, de la emoción se me olvidó preguntarle quién inventó el agujero de la rosquilla. Mmmm, tendré que regresar.