¡El fútbol hace mucho dejó de ser un deporte!
Hace rato es pasión, amor por un país y una camiseta, es un sentimiento indescriptible que muy pocos pueden expresar en palabras y lo dejan salir en llanto, en sufrimiento.
Tal cual, José María Giménez, central de Uruguay que al saber que perdía 0-2 contra Francia se estaban quedando eliminados de la Copa del Mundo, Rusia 2018.
Lloró por más de siete minutos sobre el terreno de las acciones, este es el orgullo que se siente al representar a un país, amor por la camiseta, es la rabia de querer levantar la Copa del Mundo y no poder cumplir con ese objetivo, es la decepción de sentir que no pudiste darle alegría a 3.5 millones de uruguayos que estaban esperando el milagro, aun sin ser favorito, se sabe que en la cancha todo puede pasar.
Foto: José María Giménez, desconsolado después del segundo gol francés.
Debería ser un ejemplo claro para los jugadores hondureños que se vistan con la camiseta de la H en el pecho, no se me olvida cuando se comieron seis goles de Brasil en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y salieron corriendo a tomarse fotos con Neymar, con las estrellas brasileñas.
Johnny Palacios después de cometer los errores que nos hicieron quedar en ridículo, fue a buscar a Neymar al camerino para cambiar la camiseta.
Deben estar claros que son jugadores profesionales y no aficionados, groupies que andan siguiendo a la estrella hasta cuando va al baño.
Giménez es un ejemplo para el mundo entero, pero es un maestro para los jugadores del fútbol hondureño.