Tuve el privilegio de conocer al MAESTRO Óscar Washington Tabárez en el Mundial de Holanda Sub 20 en 2005. Todo un caballero, me contó, entre otras cosas, que cada vez que tenía algún problema con su computadora llamaba a David Suazo para que le ayudara.
Tabárez fue el DT que llevó a David al Cagliari. “Es un chico extraordinario, humilde, siempre dispuesto a escuchar para aprender. Le dará muchas alegrías a Honduras”, me dijo.
Trece años más tarde, el MAESTRO ya no es el mismo físicamente, pues una enfermedad lo ha deteriorado al punto que debe apoyarse en un bastón para poder caminar.
En los entrenamientos anda en un carrito, como esos que usan en el golf.
Lo veo en la imágenes del Mundial de Rusia y no puedo dejar de conmoverme. ¡Qué gran ejemplo de pasión nos da este hombre de 71 años!
Aunque se ha dicho que padece del Síndrome de Guillain-Barre, una rarísima enfermedad que provoca debilidad muscular y parálisis, el propio Tabárez lo ha desmentido.
“Sufro de una neuropatía crónica. No convivo con ningún tipo de dolor. Esto me causa problemas motrices, sobre todo en la marcha. Ahora estoy con bastón… Como es una enfermedad crónica, a veces estoy un poquito mejor y a veces hay ciertas situaciones”, ha dicho.
Aunque la neuropatía hubiera sido suficiente para convencerlo de la jubilación, el MAESTRO siguió adelante y clasificó a Uruguay a Rusia 2018.
Esta clasificación es parte de un exitoso proyecto futbolístico con ética, valores y amor por el balón, que Tabárez inició en 2006, y que es conocido en Uruguay como EL PROCESO.
Hoy, su imagen a la orilla de la cancha, apoyado en un bastón, o dándole indicaciones a sus jugadores, se ha ganado el corazón de miles de VERDADEROS aficionados del fútbol, aquellos que, a pesar de ser seguidores de un equipo o de una selección, no caen en la estupidez que provoca el fanatismo obcecado.
¡Cuántas lecciones nos da Tabárez! Coraje, determinación, patriotismo, espíritu inquebrantable, fe…
Sin embargo, en las redes sociales -y en las conversaciones casuales-, de los hondureños, dicho ejemplo pasa desapercibido.
¿La razón? Seguimos en el estúpido “debate” que nos genera Barcelona-Messi versus Madrid-CR7.
Si bien estoy de acuerdo en que las redes sociales son un espacio democrático en el que uno dice lo que quiere, no deja de causarme cierta tristeza la forma en que abordamos este tema, empujados por el fanatismo.
Aclaro: me refiero al fanático, al obcecado; no al aficionado inteligente.
¿Quién puede poner en discusión que Messi y Cristiano Ronaldo son los dos mejores jugadores del mundo desde hace algún tiempo?
¿Quién puede poner en duda que Barcelona y Real Madrid son los dos mejores equipos del mundo desde hace algún tiempo?
¿Quién? Sólo un I-D-I-O-T-A.
Pensé que con la eliminación de Argentina y Portugal se iba a terminar esta discusión sin sentido, pero, para mi asombro, continuó como una cloaca desbordada con la derrota de España.
Allí, los idiotas se atacaron con memes, atribuyéndose unos con otros -como si fuesen españoles, ja, ja, ja-, la culpabilidad de la derrota de la Furia.
¡Qué falta de inteligencia, Dios mío! ¡Cuánta ignorancia!
Uno quisiera detenerse a leer comentarios con altura, coherentes (no digo sin errores ortográficos porque eso ya sería demasiado pedir), sensatos, bien fundamentados, porque el fútbol es bello y no la porquería que escupen los pseudos afcionados.
Sin embargo, los comentarios o debates inteligentes son muy escasos. Aquí, lo que predomina, es una ignorancia colectiva.
Son las dos caras de la moneda. El MAESTRO Tabárez, con su enfermedad, nos inspira. Aquellos, los enfermos por el Barcelona y el Madrid, provocan rechazo y repugnancia.