En lo deportivo no hay más que decir; el Motagua eliminó al Olimpia en su respectiva llave de semifinales, esto al empatar el juego de vuelta 1-1 y verse beneficiado por el reglamento de competencia.
Con esto los azules clasifican a su cuarta final consecutiva, pero más allá de eso me gustaría señalar y aplaudir algo que se dio fuera del verde césped, exactamente relacionado con el tema de seguridad.
Parece un sueño difícil de creer, pero lo cierto es que hemos tenido otro Clásico en paz, sin problema alguno de violencia y con aficionados únicamente disfrutando del fútbol, tal y como debe ser.
En el partido de ida las fuerzas policiales ya habían realizado una gran labor, y créanme, para la vuelta no fue la excepción, incluso intentaron mejorar.
#LigaNacional Anillos de seguridad resguardan a cientos de capitalinos que asisten al estadio nacional #Semifinal @MOTAGUAcom – @CDOlimpia pic.twitter.com/2H9PPPyzGM
— Policía Nacional (@PoliciaHonduras) 6 de mayo de 2018
Se permitió el ingreso de las dos barras y se mantuvo el orden con respecto a su llegada y a su salida, por lo que en ningún momento se encontraron y por lo tanto no hubo incidentes.
También se realizaron revisiones exhaustivas para evitar el ingreso de materiales que puedan atentar contra la integridad física de los otros aficionados, entre muchas cosas más.
Aficionado Olimpista satisfecho con la seguridad que se brinda por parte de tu Policía Nacional #ServirYProteger pic.twitter.com/3U9hOYu50B
— Policía Nacional (@PoliciaHonduras) 6 de mayo de 2018
Lo cierto es que se trabajó con seriedad y los resultados son altamente notables, pero… ¿Por qué se tardaron en reaccionar?
Antes de estos dos Clásicos de semifinales se desarrollaron muchos sin la labor adecuada de las fuerzas de seguridad, exponiendo a los aficionados y de alguna manera u otra provocando lamentables incidentes.
Hablamos de batallas campales fuera e incluso dentro del estadio, además de los famosos gases lacrimógenos que incomodaron no solo a los “revoltosos”, sino también a muchas familias que lo único que querían era disfrutar de un buen espectáculo.
Seamos realistas; si en estas dos semanas hicieron un digno trabajo es claro que podían hacerlo desde hace mucho tiempo, pero ni modo, lo importante es que de una vez por todas tomaron cartas en el asunto.
Dejemos lo negativo atrás y esperemos que hayan tomado nota de cada detalle, que este sea el inicio de un proyecto que nos ilusione con desaparecer a la violencia del fútbol. Puede ser temprano para decirlo, pero parece que hemos tomado un buen camino.