Señor Mel… ¿Le gustaría que le metamos fuego a su hacienda o a su casa?

Por RAMÓN LÓPEZ P.

En lo personal, la idea de la Constituyente de Mel Zelaya me parece vaga, innecesaria y con oscuras intenciones: perpetuarse en el poder.

A Dios gracias, Mel jamás volverá a ser presidente de Honduras, y eso es un alivio.

Digo que es innecesaria, porque la actual Constitución, de ser respetada y aplicada, tiene todo para llevar a Honduras hacia el desarrollo.

No es necesaria una nueva Constitución; lo que es necesario es que respetemos la actual.

Pero el hecho que no esté de acuerdo con Mel y sus ideas anarquizantes NO me dan ningún derecho a recurrir a métodos primitivos.

¿Qué pasaría si todos aquellos que adversamos ideológicamente a Mel (somos milloness), nos diera por irle a meter fuego a su hacienda en Olancho o a mancharle las paredes de su casa?

O quebrarle las ventanas a pedradas…

¿O al hotel que dicen por allí que usted tiene en el Caribe?

¿No tiene el sector radical de la Alianza otro método que no sea la destrucción?

Mel no quiere entender que sus acciones sólo provocan rechazo en la población. Ahora ni siquiera la marcha del 1 de mayo, generalmente una fiesta cívica con críticas ácidas y creativas al sistema y a los gobiernos de turno, se pudo realizar en paz, todo porque a unos inadaptados quisieron meterle fuego al Palacio de la Alcaldía, y, no satisfechos con eso, agredieron a los policías.

Luego salieron cobardemente con el argumento (secundados por Salvador Nasralla), que habían sido reprimidos de puro gusto, pero las cámaras, y una humilde anciana a la que el señor de la televisión quiso manipular, los desenmascararon.

Cada vez que a Mel llama a protestas callejeras sucede algo malo. ¿Hasta cuándo seguirá la autoridad soportando los arrebatos y delirios de este mal imitador del socialismo? ¿Por qué tantas contemplaciones con los que siembran el caos?

Es verdad que Honduras no es un paraíso, pero habemos millones de personas que trabajamos honestamente con el sueño de verla convertida en un mejor país.

¿Qué se gana metiéndole fuego o los edificios o saqueando negocios?

Aprendan de Nicaragua. A pesar de la crisis que vivió, su pueblo no le metió fuego estúpidamente a sus edificios coloniales ni históricos?

¿O es que usted, señor Mel, pretenden reconstruir el país sobre las ruinas y las cenizas?