Hay que tener mucha suerte y mucho ojo para saber en qué momento hacer una foto, puede ser que con ese disparo fotográfico logremos conmover, llamar la atención o robarle la respiración a quien ve dicha fotografía.
Esta foto es la realidad de Honduras, la dura y triste realidad de la niñez que no tiene oportunidad, que no tiene luz al final del túnel y que eventualmente entregará a la sociedad lo que nosotros le entreguemos a ellos.
Una imagen que pone la piel de gallina, pone a pensar a los que tenemos hijos en lo afortunados que somos en al menos tener lo suficiente para dar techo, educación y comida a nuestros pequeños.
Conmueve hasta los huesos y preocupa hasta el más duro de corazón la clase de vida que tiene este niño, sumergido en la miseria y con la tristeza a flor de piel.
Estamos llamados a ser el cambio de un país que se hunde cada día en la polarización, la separación política, la intolerancia y a desigualdad.
Es tiempo de dejar de ser o pertenecer a un partido político y pertenecer a una Honduras que nos necesita más que nunca.