Tenía apenas 10 años cuando gracias a mi abuela yo conocí a don Jorge Montenegro. En aquellos tiempos yo pasé las vacaciones de la escuela en el pueblo de mi abuela, Nueva Armenia; fue allí donde tuve la fortuna de conocer la LEYENDA más grande que ha tenido Honduras y lo que escribo no es para nada un CUENTO.
Por aquellos años maravillosos, la energía eléctrica era apenas un sueño en la casa de mi abuela, únicamente existía el fogón de leña para cocinar y unas cuantas candelas para iluminar nuestras oscuras noches rodeadas de árboles.
Los días eran calurosos y llenas de juegos, pero llegada la noche, a eso de las 6:30 de la tarde, todos debíamos volver a nuestras humildes casas, cenábamos al rededor del fogón, disfrutando de una amena platica con nuestra abuela.
Pero llegada las 7 de la noche, era el momento de correr siempre a la cama, era el tiempo de dormir para esperar un nuevo día de juegos NO sin antes sintonizar con el radio de baterías de nuestra abuela, la 101.3 Radio Nacional de Honduras, y escuchar el único programa que ha podido reunir a familias enteras alrededor de un radio, Cuentos y Leyendas de Honduras.
Fue allí donde conocí a don Jorge Montenegro, su voz potente y profunda logró que mi mente viajara al mundo de la imaginación y del terror.
Aún recuerdo la adrenalina que sentí esa primera vez que escuché Cuentos y Leyendas de Honduras; una candela era la única luz que me alejaba del “monstruo” que don Jorge provocó que imaginara, el miedo que tuve fue tan grande que esa noche no dormí para nada.
Al siguiente día, mi pensamiento estaba únicamente en esperar que ya fueran las 7 de la noche para escuchar una nueva historia, la adrenalina y emoción eran tan grandes que aplacaban mis miedos.
¡La emoción era inigualable!
Fue don Jorge Montenegro, su voz, sus historias, las que provocaron en mí una gran pasión por la radio de Honduras. Su voz al decir “MUY BUENAS NOCHES” al final de cada leyenda perdurará para siempre en mi mente.
¡Qué grande don Jorge Montenegro!