Por Allan Montenegro (hijo de don Jorge Montenegro)
“Vos, muchacho, andá metete a esa cabina e inventate algo para entretener a la gente”, le dijo don Silvio Peña, director y fundador de Radio América, la tarde-noche de un 9 de septiembre de 1963, hace más de 53 años, al entonces joven locutor Jorge Montenegro.
Al muchacho solo se le vino a la mente el relato que le habían contado, que a los otrora “tunantes”, en riberas del Río Choluteca, en Tegucigalpa, les salía una mujer hermosa que luego se transformaba en un monstruo, gritándoles a todo pulmón “tomá tu teta que soy tu nana”.
Ese día, sorprendentemente, los teléfonos de la cabina de la radio no dejaron de sonar, contando relatos ocurridos a uno que otro radioescucha, con tal éxito que ese día nació “Cuentos y Leyendas de Honduras”, y la bella mujer que luego se convertía en monstruo y a quien denominaron “La Sucia”, pasó a ser el icono y marca del programa, el cual era esperado por miles de hondureños que rodeando un radio transistor alrededor de candelas, fogones de cocina, fogatas, salas o comedores, no se perdían el programa, para después salir en veloz carrera para sus casas, para que no les saliera ningún “azoro”.
Las cartas y telegramas empezaron a llegar por miles de todos los rincones del país, contando historias algunas inverosímiles, pero sí entretenidas, de cosas que pasaban en sus pueblos y que don Jorge Monteblack, con su vieja pero aún inseparable máquina de escribir Olimpia, las convertía en libretos de radio teatro, que luego deleitaban a los hondureños de los rincones más alejados y a donde llegaba la señal de la Poderosa Cadena Nacional.
La Sucia, El Cadejo, el Padre y el Jinete sin Cabeza, la Carreta Fantasma, La Bola de Fuego, La Hija de la Perra, la Casa Embrujada, el Novio, La Monja, La Profesora Fantasma, La Apuesta de los Compadres, La Procesión de Las Animas, El Duende, La Lechuza, La Promesa, son solo algunos títulos de los relatos que entretenían a los hondureños y que se pusieron de moda de nuevo durante el gobierno del doctor Carlos Roberto Reina, cuando la Empresa Nacional de Energía Electrica (ENEE), nos recetaban aquellos largos apagones.
MULTIFACÉTICO
Lo que la gente poco sabe o conoce de don Yorch Monteblack, es que además de sus Cuentos y Leyendas, amaba la pintura, la que aprendió a perfeccionar con su amigo de antaño y también pintor Roque Zelaya, cuando vivía en las gradas de la Iglesia San José de la Montaña en el barrio Buenos Aires, en donde se pasaba horas con sus lienzos hasta que logró hacer cuadros primitivistas y paisajistas.
Además, cultivó la lectura, llegando a tener una biblioteca personal entre los 3 mil quinientos a 4 mil libros, de diferentes autores, siendo la poesía, filosofía y el poder de la mente y el universo los volúmenes que más predominan.
Asimismo, le encantaban las tertulias de los cafés y pasaba parte de su tiempo discutiendo de todo un poco con sus entrañables amigos, German Allan Padget, Antonio Mazariegos Velazco, Jhonatan Roussel, Rodolfo Zelaya, Elmer Enamorado, entre otros, en el entonces famoso Jardín de Italia, que quedaba a media cuadra del cine Variedades, en el ahora Centro Histórico de Tegucigalpa.
Además, Jorge Montenegro, fue reportero de radio y el primer periodista en andar una radio grabadora de rieles y con micrófono, de aquellas que cansaban el hombro con solo llevarla a cuesta, pero que eran la novedad en las noticias que ya prácticamente se transmitía en viva voz de sus protagonistas, naciendo con él, también el periodismo reporteril de la calle.
Monteblack también era un homeópata autodidacta y un buen acupunturista, por cualquier malestar, él estaba presto para indicarle a uno tes de boldo, romero, manzanilla con anís, taray, carao, diente de león, cola de caballo, infusiones algunas tan amargas y difíciles de tragar, pero que daban buenos resultados, además de parecer alfileteros ambulantes cuando nos dolía la cabeza o cualquier otra parte del cuerpo (me pregunto si éramos los pacientes o los conejillos de Indias); pero aquí estamos aún todos, hijos, hermanos, primos y sobrinos.
Eso sí, Yorch, porque así le encantaba que lo llamáramos, nos inculcó el amor al área rural de Honduras, pasábamos días recorriéndola por aquellos polvorientos caminos con su pick up blanco Datsun S 10, parándonos en ríos que ahora hasta olvidó sus nombres en donde nos pasábamos horas y a veces hasta dos dias pescando, que es su otra pasión, porque eso sí siempre andábamos nuestra tienda de campaña, nuestras bolsas de dormir, sus inseparables cañas de pescar, los rifles 22 con bala de plomo, para conejear, lámparas, estufa y cacharros Coleman con los cuales nos preparaba lo que pescaba o cazaba.
Yorch, es de esos padres que solo los he visto en las películas, caminábamos horas y horas, platicábamos por aquellos parajes y ríos e íbamos serpenteando sus riberas conforme nos alejábamos del carro, porque entonces uno no sentía temor de nadie y se andaba libremente por los senderos de Dios, como decían en los pueblos.
Cuando le daban ganas de tomar café, y ya no quedaba en el termo, casi siempre como entre las 3:30 y 4:30 de la tarde, él se paraba en cualquier casa y le pedía a la gente que por favor le hicieran café que él se los iba a pagar; obviamente la gente extrañada nos cerraba las puertas con tremor, pero cuando le preguntaba y quien es usted, yo soy Jorge Montenegro, les decía y como por arte de magia aquel hogar no solo se abría de par en par sino que, no se de donde, pero en un momento se llenaba de vecinos, que llegaban a saludar aquel personaje tan inolvidable y claro a contarle las leyendas del lugar.
Que días, nunca pasamos hambre o tristeza y más bien gozábamos con los cuentos de los lugareños quienes relataban sobre las mil y una pericia de algún personaje folclórico del pueblo, aldea o caserío, como el de un mozalbete que embadurnó de engrudo un palo de mangos para cazar unos pericos, y cuando se subió a agarralos estos se asustaron tanto que arrancaron el árbol de raíz, oyéndose únicamente los gritos del muchacho cuando el árbol surcaba los cielos y se alejaba por aquella montañas; “eso si don Jorge, cuando se cansaron, el pobre se encontraba en El Salvador,…oiga bien…El Salvador”, aseveraban con propiedad.
Don Yorch Monteblack, trajo prácticamente a la Honduras Olvidada, de regreso, volvió a poner a muchos pueblos, incluyendo Garifunas, Lencas, Misquitos, Tolupanes y otros en el contexto nacional y los colocó en el mapa actual. Ayudó a muchos pueblos a que les hicieran o repararan sus carreteras, les pusieran la Energía Electrica o proyectos de agua, escuelas y otros, sin darse tantos cumbos de político o publicando sus ayudas en los medios de comunicación, porque él, le haca honor a lo que Doña Josefa Montenegro Ayesta, su mamá y nuestra abuela decía: “hagan el bien y manden las facturas para arriba, que allá es donde uno tiene que atesorar”.
ESCRITOR Y PUBLICISTA
Una vez escribí y lo sostengo que relatar la vida de un hondureño tan ilustre como Don Jorge Montenegro, no sería una tarea fácil, porque las anécdotas vividas con él son interminables e inolvidables, además de su extraordinaria y multifacética vida.
Él era escritor y publicista, y nos reíamos juntos cuando con su taza de café y su amada máquina Olimpia, se ponía a escribir también “Déjenme decirles Que…” sección tan esperada y que nació y se ha publicado ininterrumpidamente en Diario La Tribuna, desde que se fundó y que eran relatos que la gente experimentaba en su cotidiana vida diaria, y de los cuales algunos por no decir muchos surgían de la misma familia.
Como el de una “amiga”, de quien voy a omitir su nombre, que por lo general llegaba a la hora del almuerzo y con solo oler ya decía “Chiles Rellenos con Carne”, mmmm mis favoritos y obvio siempre se sentaba en la mesa, tenía un olfato de perro que yo no sé, ni me explico aún, como le hacía pero desde el porch de la casa adivinaba lo que se estaba cocinando, hasta que don Yorch, escribió un Déjenme Decirls Que… y se lo dedicó cambiándole el nombre claro…no la volvimos a ver por meses.
Los anuncios de Café Oro, Pastillas Milagrosa y otros son jocosisimos, tales como el ultimo que aún suena en la radio y que se refiere a un hombre le dice a su mujer Messi, Messi, y la mujer le responde, que fanatico que sos y el solo le dice Messigue doliendo la cabeza…obvio la cura Pastillas Milagrosa, el Milagro empastillado.
No se, tal vez algún día nos pongamos a escribir un libro sobre “YORCH MONTEBLACK: LA LEYENDA”, hoy solo queremos que él pase sus últimos dias, con quienes siempre ha amado y lo hemos amado…su familia.
Por lo pronto, y a petición de nuestro querido viejo, buscaré el apoyo, para que el Congreso Nacional, decrete y establezca el 9 de Septiembre como “Dia del Folclore Nacional”, para que en cada escuela, colegio, ciudad, municipio, pueblo, aldea o caserío y de todas las etnias del país, se celebre con fiestas, instrumentos autóctonos y comidas tradicionales en vías de extinción el día consagrado al verdadero hondureño.
DON YORCH MONTEBLACK, SOLO DESEAMOS QUE DIOS, LE HAGA LIGERO EL EQUIPAJE, QUE LO RECIBA CON EL MISMO AMOR, QUE TODO UN PUEBLO LE PROFESA Y QUE JAMÁS LO VA A OLVIDAR, EN EL NOMBRE PODEROSO DE JESÚS 🙏🏽
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Me gustaría que en honor a nuestro padre compartieran esta publicació…gracias a todos por su cariño y amor a Don Jorge Montenegro. Dios, nos bendiga a todos 😇