Por: Triple G.
¡Qué tristeza me da ver cómo los liberales terminaron partiéndose en tres mil pedazos!
Luis Zelaya se quedó solito, porque ni la sombra le hace compañía en las mesas donde da comparecencia, los “de hierro” del partido Liberal ya están armándole la cama para cantarle las golondrinas mientras don Luis anda gritando a los cuatro vientos que ganó Nasralla y que va a pedir la nulidad del proceso electoral 2017. Además de manifestar que se quiere unir a la Alianza de oposición, ya siente que lo tiran a la calle los “cheles”.
No le enseñaron a decir la verdad, no le enseñaron a decir las cosas como son, hasta parece que ya hay otros intereses de por medio que ahora defiende a capa y espada a Salvador, Mel y la Alianza, tanto así que ha sido el único candidato de los nueve en disputa que le rindió tributo y celebró al grito de “Fuera JOH” que un partido ajeno al suyo ganara los comicios.
No importa si ya más de 35 países reconocieron el triunfo de Juan Orlando Hernández, incluyendo Estados Unidos, Israel, Japón, Taiwán, Colombia, México y los que conforman la Unión Europea que son los que más colaboran y ayudan a Honduras.
Luis Zelaya se quedó con los nombramientos listos para el mandato de Nasralla, porque en el TSE el conteo de votos favoreció al actual presidente de la República Juan Orlando Hernández.
Los “rezos” de los precandidatos a la presidencia del Partido Liberal se quedaron mudos, la unión no existe ni dentro de su propio partido, salieron los alcaldes electos y reelectos en televisión nacional diciendo que NO acompañarán a Luis Zelaya.
Ahora me queda claro que los necesitados de una alianza son los liberales, porque después de la descabellada idea de sacar del poder a Manuel Zelaya en 2009, le sirvieron en bandeja de plata al Partido Nacional la presidencia del país por muchos años más.
Qué difícil fue para los “cheles” ver cómo cayeron estrepitosamente en el conteo de votos de la elección presidencial, sacaron muchos alcaldes y muchos diputados, pero a nivel de presidente cruzaron el voto para Salvador y para Juan Orlando.
Después de escuchar y leer nuevamente las respuestas de Gabriela Núñez sobre si el Partido Liberal está muerto o no; considero que ya no hay nada por hacer. Los rojos están desteñidos, sin huevos y muertos, tirados en calidad de desconocidos en los bajos del Congreso Nacional.
Para tener una idea clara, aquí lo que dijo aquellos liberales que el Partido aun vive:
¿Está muerto el Partido Liberal?
Gabriela Núñez: “De ninguna manera. La institución ha sobrevivido en momentos de crisis, pero también ha sabido disfrutar los triunfos. Hemos visto en los últimos años cómo la red de mujeres, la red de la juventud, las organizaciones departamentales han tomado vida y muchos liberales que se han ido han retomado el partido. Hoy el partido se ve fuerte, animado y con ganas de ganar”.
Adolfo Facusse: “Estamos muy debilitados, un partido dividido en dos, los que se molestaron por lo de Mel están en otro lado. Es un partido; partido…”
Ambos tienen criterios muy distintos, el que más se apega a la realidad es el de Adolfo Facusse quien está consciente que el Partido está débil y que se debe trabajar mucho.
Para mí, están más reventados que mortero en Navidad. Se acostumbraron a defender el color rojo, blanco y rojo y se les olvidó que representan a los colores de nuestro Pabellón Nacional.
¡Descansen en paz!