POR: Homer Faraj.
Es tan inoperante la Policía que a la barra del Marathón le dio tiempo de derribar a patadas el portón por más de cinco minutos y nunca aparecieron.
Llegaron cuando les dio la gana, llegaron cuando el daño estaba hecho, ¡Como siempre!
¿Tirar bombas lacrimógenas? ¿Para qué? Hoy, niños se tragaron ese gas y quedarán traumados, gracias al vandalismo de unos y la ausencia y falta de juicio de los uniformados.
Siento una ira e impotencia descomunal, esto sobrepasa los límites de la negligencia. Triste y oscuro día para el fútbol hondureño.
¡No se puede creer lo negligentes que son nuestros operadores de justicia! ¡No es posible!