En medio de la crisis política, mientras unos gritan “Fuera JOH, fuera JOH” y otros “Cuatro años más, cuatro años más”, Honduras perdió por culpa de un incendio a uno de sus joyas culturales: el Museo del Hombre.
Fue un espacio dentro de la capital que por más de 100 años albergó dentro de sus paredes gran parte de la historia judicial y del arte de Honduras.
Todo comenzó en el año de En 1876, cuando el doctor Ramón Rosa mandó a construir una casa situada en el barrio San Francisco de Tegucigalpa.
La Casa en referencia fue conocida como “la casa de los amigos del país” porque en ella se ejecutaron cotidianas cotidianas reuniones y veladas en las cuales se discutían temas políticos, literarios y científicos.
Posteriormente, la casa fue vendida al Estado para darle un alojamiento digno a los Tribunales de Justicia, habiendo albergado al Poder Judicial por espacio de un siglo.
Como Museo del Hombre fue creado el 11 de julio de 1989 con el objetivo de colaborar con la protección del patrimonio cultural, fomentar los valores de la identidad nacional y promover el desarrollo del país.
Lamentablemente, el pasado jueves 30 de noviembre, en plena crisis electoral, un aparente problema electrico causo que este histórico inmueble pasara del esplendor ha escombros y cenizas.
Pero… ¿Qué se perdió en el incendio?
La representante de la Fundación del Museo del Hombre, Armida de López, expresó que “se quemaron dos pianos, nosotros acabábamos de terminar una restauración del inmueble, hace un mes, pero no habíamos instalado las obras pictóricas, porque estábamos esperando que instalaran la seguridad, entre cámaras y sensores”.
Los pianos en mención pertenecieron al compositor de la música del Himno Nacional, Carlos Hartling, de origen alemán y nacionalizado como hondureño.
“Se nos arruinaron cinco bustos hechos por el artista Alex Cano, de Lety Olluela, de Miguel Ángel Ruiz Matute, Pablo Zelaya y de otras personas; la pérdida más grande es la biblioteca especializada solo en arte, llamada Reina Sofía, con su mayoría de libros donados por el gobierno español, la única en Honduras y de las pocas en Centroamérica”.
Foto: Salón Pablo Zelaya Sierra
Araña de cristal y de oro, traída de Praga, ubicada en el Salón Pablo Zelaya Sierra
La perdida más grande sin duda es la primera y única biblioteca hondureña especializada de arte, Reina Sofía, con aproximadamente 4 mil 000 volúmenes. El nombre de la biblioteca es en honor a Su Majestad doña Sofía de Grecia, Reina de España.
La Biblioteca contaba con un Programa de Extensión de Servicios en el cual se promovía talleres de arte, cultura, historia, además áreas especializadas para jóvenes y niños.
Lo que se salvó
López afirmó que “todas las obras de nuestra colección histórica, que es la que íbamos a poner en el inmueble, están guardadas y recuperadas, gracias a Dios, y tenemos otras obras que están en préstamo que tenemos en presidencial, también en Cancillería”.
En el Museo del Hombre acostumbraban a ubicar cerca de la entrada principal, una enorme estatua de madera de San Miguel Arcángel, curiosamente lo habían movido días antes del lugar donde se situaba y lo llevaron al taller de restauración.
Armida de López, manifestó que “es algo maravilloso que nuestro emblema, el protector de la capital, San Miguel Arcángel, que esperaba a todos los visitantes, es conservado”.