¿Por qué satanizamos a los encapuchados universitarios y a Julieta no?

Por RAMÓN LÓPEZ P.

Son los malos de la película. Tal vez es porque anda encapuchados, porque se toman los edificios universitarios o porque les lanzan piedras a los policías.

También queman llantas y paralizan el tráfico.

Por eso la justicia -esa misma que se baja mansamente la falda y se deja violar por los poderosos-, los persiguen y los condena.

Porque en este país usted se puede limpiar el trasero con la Constitución (¿Verdad, JOH?), pero no se puede poner una capucha.

Saque 50 millones en carretillas del Banco Central, saquee el Seguro Social, véndale al Estado pastillas de harina, pero por favor, no se le ocurra ponerse una capucha para ejercer su legítimo derecho de protestar.

Puede que no estemos de acuerdo con algunas acciones del Movimiento de Estudiantes Universitarios, pero sí admiramos sus huevos para pararse frente al sistema intolerante gobernado por Julieta Castellanos.

No, no son diablos. Son una llama que trata de iluminar a esta oscurantista sociedad que aplaude el trasero de Elsa Oseguera, pero que no dice ni pío antes los problemas sociales del país.

Estos cipotes son la nueva consciencia de Honduras. ¿Por qué no escandalizamos por la toma de un edificio, pero nos dejamos torcer el brazo con la extorsión que sufrimos en los peajes?

¿Por qué permitimos que el pueblo sea humillado y tratado con las patas en los hospitales públicos, pero corremos a señalar a los estudiantes de vagos y de criminales?

Julieta Castellanos, con su intolerancia, su soberbia y endiosamiento, con sus caprichos y mentalidad conservadora, sólo era parte del problema, pues no se trata de una persona. Se trata de un sistema de educación obsoleto, malo y superficial.

Sí, sí le aplaudimos a la ex rectora que saneara las finanzas de la Universidad, que construyera nuevos edificios y ese bello polideportivo, y que pusiera en cintura a los maestros, a los estudiantes y al sindicato. Pero le faltó mucho por hacer, especialmente en el plano académico y en las facilidades y comodidades que todo centro de formación intelectual debe tener.

¿Cómo puede Julieta Castellanos señalar de ilegales a Los Encapuchados, cuando ella misma se valió de la ilegalidad para estar cuatro años más en el poder de la rectoría?

A ella, la Mujer Maravilla de la seguridad del país, poco o nada hizo por ponerle fin al peligro que miles de estudiantes corren a diario cada vez que se suben a un autobús que cubre la ruta de la Universidad.

Los Encapuchados deben seguir la lucha. Lo único es que deben cambiar algunos métodos y pasar de la violencia a la lucha pacífica, como Gandhi o Luther King.

Piedras solo para construir la base de una nueva sociedad.

FOTO: Whitney Godoy