No somos potencia de Concacaf, pero tenemos unos huevos gigantescos que nos hace diferentes a los demás equipos. No jugamos bonito, pero contra Trinidad & Tobago se notó que la presencia de Costly hizo que el plantel tuviera esperanza, motivación y ganas de llevarse la victoria.
Enfrentamos a los Estados Unidos el martes, esa selección ha sido un hueso duro desde siempre, desde aquella histórica visita a Washington no he visto otro partido que sea digno para quitarle los tres puntos a los gringos.
No importa si no jugamos bonito, si no tenemos un futbol vistoso, lo importante es retener la pelota y anotar todas las que nos queden enfrente de la meta de los Estados Unidos. Ganando el martes nos ponemos en la zona de clasificación directa, olvidándonos del repechaje.
La alineación de planetas, la divinidad del universo, la suerte, la “charra”, los resultados que necesitábamos se nos dieron en los últimos dos mundiales que asistimos.
Esta vez la “H” parece que ya recordó qué es estar en Copas del Mundo y se ven animados, inspirados y sobre todo con hambre, esa hambre que hace tiempo no se le veía a los equipos de Pino, desde allá por los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando jugamos aquellas históricas semifinales.
Por corazón, por ser hondureño, por ganas, porque sé que es estar apoyando a Honduras en una Copa del Mundo, porque los jugadores quieren, porque Pinto lo dice una y otra vez y aunque no nos convenza, él sí lo está y eso sirve para convencer a los muchachos que visten la camiseta de la “H”.
Porque los vendedores de camisetas, pitos, banderas, gorras, lentes, calzoncillos, charamuscas, fresco-cerveza, “goleadores”, baleadas, carnitas, guaro, gorros, los que te pintan en las afueras del estadio, todos ellos necesitan que Honduras esté en la Copa del Mundo.
Por 8.5 millones de catrachos que socan, aunque “no les guste” el fútbol, por todos, Honduras estará en Rusia 2018.
¡Vamos Honduras!
