El recuerdo de los seres queridos que son arrebatados de forma inesperada y violenta camina al paso de nuestra sombra, apretando la garganta.
Es así como ha vivido desde hace 16 años Rodrigo Soto, hermano del fallecido, Arístides Soto, un carismático analista y estadista de deportes que le arrebataron la vida el 7 de octubre de 2001. Justamente antes que Honduras enfrentara a Trinidad y Tobago en el olímpico rumbo a Corea-Japón 2002.
Rodrigo nos contó que se ha dedicado a emprender su propio negocio. En el deporte inició en 1999 cuando su hermano Arístides lo mete de lleno, justamente cuando Suazo llegó a Cagliari.
Ahora hace el programa de radio “Así es el fútbol” con sus amigos, Yanuario, Gonzalo Carías, Copán Álvarez, entre otros. Va por Suprema 99.3 FM todos los días de 6 a 7 P.M.
Otra de sus pasiones es cocinar. En 2008 se fue a Buenos Aires, Argentina hizo la carrera de chef y luego inició su proyecto más grande, llamado “Pazzi”.
Es una pizzería que lleva seis años abiertos al público, ubicados en la Colonia Palmira, justamente enfrente del edificio de las Naciones Unidas.
¿Cómo ha sido la vida sin Arístides Soto?
¡Me descolocaste un poco!
Te puedo decir que hay un antes y un después de Arístides. Lo que pasó en 2001 cambió la vida de toda mi familia. Sufrí muchísimo porque era la persona más cercana que tuve en mi vida.
Dormimos 23 años en el mismo cuarto, íbamos a la misma escuela, él me empezó a “jalar” para el periodismo deportivo y siempre estábamos juntos.
Perderlo para mí fue sensible, hubo en descontrol total para mí.
Por tu reacción veo que la herida sigue abierta. ¿Cómo hacés para sobrellevarlo día a día?
Probablemente siga abierta hasta que me toque irme a mí. Es dificilísimo, no solo vivir con ella; sino ver como después de 16 años no pasó nada.
Se burlaron de nuestras familias las autoridades, hicieron un circo ciertos medios sin respetar la memoria de él. Eso pasa a diario en este país, tanta gente que matan acá y las autoridades no dan respuesta.
Me tocó vivirlo en carne propia porque me quisieron hasta involucrar a mí. Eso lo hacen delincuentes para que la parte afectada no se meta a rollo. Siempre le dije a mi papá que estaba dispuesto a colaborar en todo.
Si hay alguien que no quería que le pasara algo a Arístides era yo. Y en eso tiene mi conciencia tranquila.
¿Tuviste conflictos con tu familia por ese supuesto involucramiento?
Obviamente la gente que me quería involucrar era la policía. Tratan de hacer lo que sea para salvarse.
Siempre tuve la conciencia tranquila. Acepté que en algún momento hacían énfasis que había cambiado la declaración, eso fue parte del problema.
Cuando fui a declarar la primera vez no sabía nada de las investigaciones que hacía la policía, ni el ministerio público y los de inspecciones oculares.
Fui en el mismo carro que los involucrados a San Pedro a declarar, pero después cuando empiezan a salir las declaraciones y las investigaciones todo empieza a hacerte click.
¿Por qué cambiaste la declaración?
Dentro de mis lagunas, tengo que aceptar que andaba bolo ese día. Habíamos tomado. Tenía cosas que no recordaba con claridad, pero si había otras cosas, como por ejemplo: Una pregunta clave que para mí eso me dio la certeza que este señor estaba involucrado.
Él andaba grabando, no sé con qué intención desde la tarde del sábado seis de octubre. Grabó a Arístides, me grabó a mí, grabó a toda la mesa.
¿Cuándo decís “este señor” a quién te referís?
Al señor Edgardo Zúniga Junior.
Él andaba grabando y un día le pregunté: ¿Dónde está la grabación?
Me dijo: “Es que fijate que no se grabó nada, porque al final no tenía baterías”.
Luego él presentó una grabación porque según él, le ayuda en su caso para salvarse.
Foto: Arístides Soto en vida.
¿A quién acusó tu familia antes de irse a instancias internacionales porque no les resolvían el caso?
A los señores Walter Urbina, Edgardo Zúniga Junior y a la señorita Tania Padgett, que desapareció. Las acusaciones eran las mismas que arrojaban las investigaciones policiales y del Ministerio Público.
Después de todo. ¿Qué motivos pudieron tener ellos para acabar con la vida de Arístides Soto?
Todavía me sigo haciendo esa pregunta porque no logro entender quién le pudo haber hecho daño a una persona como Arístides.
Era una persona humilde, un buen samaritano, era una figura pública muy reconocido periodista deportivo.
Se habló de tantas cosas, de un soborno, tantas hipótesis alrededor, pero lo que lanzaron los estudios que hicieron las autoridades es que a Arístides lo matan en el cuarto 507 y lo lanzan por un ducto al elevador en el primer piso del hotel Holiday Inn, ahora es otro hotel.
¿Quién estaba en la habitación 507?
Edgardo Zúniga Jr. Y Walter Urbina.
Yo estaba en el 807 con Arístides.
Me fui a dormir temprano porque me dio sueño, previo al partido, todo mundo anda feliz, bebiendo.
En el ambiente, me fui a dormir y nunca más lo volví a ver.
Walter volvió a la cárcel. Estará unos 17 años ahí. ¿Los deja tranquilos eso?
No. Walter no estuvo en la cárcel.
¡Increíble! Cómo se burlan, cómo juegan con la memoria de la gente y por qué cae Walter Urbina 16 años después.
Ellos fueron sentenciados por la Corte Suprema de Justicia a 17 años de cárcel. Pero la sentencia salió hace 15 años. ¿Hasta ahora lo meten preso?
¿Los volviste a ver?
Tuve la desgracia de encontrarme al señor Zúniga Junior. Me lo presentaron y tuve que explicarle a la gente que ya lo conocía, que él era el que mató a mi hermano.
Eso es lo que te toca en un país como este que la gente que está señalada. Todavía tengan descaro de venir y saludarte. Más vale que fui yo y no fue mi mamá.
Mi mamá llora todos los días por su hijo.
¿Te da miedo hablar todo esto?
No. Para nada. A mi papá sí le da miedo por las cosas que pasan en este país.
Ahora la gente joven no sabe quién era Arístides, qué pasó ese día, los que estábamos cerca del deporte y vimos lo que pasó.
Esa herida no se cierra porque todavía sigue el dolor. A mi familia y a mí no nos importa que Walter Urbina y Edgardo Zúniga Jr estén presos, con tal de no encontrármelos.
Nada de eso nos regresa a Arístides, ni demandar al Estado, ni nada. Ya perdimos. Ese día perdimos y nada nos va a cambiar eso. Ni el dinero, ni la cantidad de gente presa.
¿Les guardás rencor?
Difícil explicarlo. Me cambiaron la vida, me la arruinaron, pero no puedo vivir odiándolos. Porque me muero en vida.
Después de todo esto. ¿Qué te motiva, qué te inspira, qué te da fuerza para seguir adelante?
Precisamente cuando Arístides muere, nació mi hijo Rodrigo. Después nació Cynthia. Llegaron en un momento muy difícil, pero llegaron a darle sentido que había perdido mi vida después de lo que había pasado con mi hermano.
Era muy difícil entenderlo, manejarlo, controlarlo y ellos llegaron en el momento indicado. Dios sabe las formas en las que trabaja y hay que aceptar los designios de lo que viene.
Foto: Arístides y Rodrigo cuando eran niños.
¿Qué conocen tus hijos de Arístides?
Les he hablado mucho. Siempre conocen mis historias y aparentemente tengo el don de contar bien los cuentos.
Siempre mis historias van relacionadas con él. Hasta el 7 de octubre de 2001 todo era con él. Mis proyectos iban encaminados, yo estaba en sus proyectos.
Arístides conoció a mi hijo Rodrigo, ya tenía un año. La gente suele contarles historias de Tite. Sigue estando ahí y seguimos recordándole siempre.
¡Gracias Rodrigo!