¿Por qué sigues a ese equipo?
En ocasiones la respuesta es sencilla y basta con recordar algunas cosas de la infancia, como cuando tu padre te llevaba al estadio 0 cuando te regalaron tu primer camisa de fútbol, sin embargo la mejor respuesta es aquella que no tiene sentido.
¿Por qué sigues a ese equipo?
No sé, simplemente es un amor que nació, yo no lo busqué ni él a mí, pero al parecer estábamos destinados, así como don José Ordoñez y María Varela de Ordoñez.
Esta hermosa pareja cumplirá este año su aniversario número 55 de estar casados, en los cuales no solo han vivido un amor incondicional entre sí, sino que también han compartido una pasión, y esa es la que despierta el Club Deportivo Motagua.
Y es que el “Azul Profundo” no entiende razón alguna, es una pasión que se deja llevar por los sentimientos, brindando momentos de alegría y tristeza pero todos con un solo motivo… ¡La felicidad!
Tanto don José como doña María han reído y llorado por su equipo, sin embargo es obvio que se queda con las cosas buenas, principalmente cuando tienen el honor y placer de decir que juntos han visto las 17 coronaciones del “Águila” en Primera División.
“Somos motagüenses de años y no de hoy (…) Hemos visto a nuestro equipo levantar todas las copas y siempre lo celebramos con alegría, dándole gracias a Dios porque Él es el que decide en que momentos darnos el triunfo”, mencionó doña María de 80 años de edad.
El tiempo pasa y su amor en todos los aspectos es como el vino, pues año con año es mejor, algo que queda demostrado con su ternura y fidelidad al equipo de sus amores.
“Hace poco vivimos el bicampeonato y eso muy bueno porque tenemos un buen entrenador y nos ha llevado a tres copas (…) Ojalá no lo cambien para que el equipo siga haciendo historia”, dijo don José de 83 años de edad.
Definitivamente amores como este pocos en el mundo, no solo por lo que viven ambos, sino porque comparten el latir de una institución tan grande como lo es Motagua.
Hoy el “Ciclón Azul” está de cumpleaños; 91 años de historia imborrable, única y apasionante… ¡Felicidades familia motagüense!