Un motagüense se fue a ver al “enemigo” al estadio… ¿Cómo me fue entre tanto gatito?

Soy Motaguense desde que mi tío me llevó a ver esos triunfos ante el Olimpia en el 98.

La sangre azul empezó a correr por mis venas desde que “Clavas” metió ese gol de oro que nos dio un titulo.

Pero, la noche del jueves fui al Estadio Nacional pero por primera vez no vi a mi amado Motagua, sino que el vecino “odiado”, sí, el Olimpia.

No lo fui a apoyar, pero sí sabía que esa potra contra el Alianza iba a estar buena…y así fue.

Me sentí de lo más extraño al entrar al sector de silla y ver tanta gente de blanco y rojo, no me sentía cómodo entre tanto “gatito”; pero las ganas de ver el juego me ganaron.

La decisión de ir la tomé desde un día antes pero dije que iría vestido de mis colores, azul profundo, y así fue, -tengo  testigos-, era prácticamente el único azul entre tanto colorado en silla.

No miré caras familiares, ni me sentía en casa, no iba con las intenciones de ir a gritar por los leones -ni mucho menos, va- pero tampoco quería que los salvadoreños ganaran…

Fui a apoyar a Honduras.

El vecino se puso adelante en el marcador bien temprano, todos celebraron, “bien por ellos, y esto pinta para goleada” pensé.

Sin embargo, los del Alianza no se vinieron a menos, ni siquiera cuando su estrella (Zelaya), salió del campo lesionado.

Pensé que hasta allí llegaba todo para ellos.

Pero no contaban con el colombiano Inestroza con una genial jugada provocó el empate del Alianza y la eliminación del Olimpia.

Mientras todos maldecían ese gol, yo pensaba en que ese trigueño sería buena opción para mi amado Ciclón.

¿Saldrá muy caro para el fútbol hondureño?

Bueno, los minutos pasaban y los olimpistas se ponían más tensos y enojados, comenzaban a tirar cosas, basura al arbitro, insultos a sus jugadores, y en el campo se miraba a un Osman Madrid más nervioso que nunca.

Los minutos fueron pasando y la emoción del publico fue creciendo a cada momento.

Mi atención muchas veces se fue directamente a ver las reacciones del profe Pinto -que estaba en palco-, cada vez que Costly hacía una buena jugada.

El tiempo pasaba y Olimpia se quedaba eliminado, yo estaba entre feliz (por soy motagüense), y decepcionado porque no quería que perdieran contra los cuscatlecos.

Al final de todo el catracho dentro de mi ganó y reclamé un penal que no le pitaron al Olimpia y aplaudí los goles de Costly, me alegró por Honduras, a pesar de mi “odio” por el Olimpia.

Después de todo, aquí estamos en Honduras y deberíamos apoyarnos mutuamente y no imitar el FANATISMO ESTÚPIDO de los barcas y los madridistas.

Eso sí… En la Liga local quiero que los “gatos” PIERDAN TODOS LOS PARTIDOS, y que nos encontremos el otro año en la Concachampions para que sean eliminados por nosotros, Motagua.

Ganó Olimpia, los felicito gatos.

PD: Al final me tocó abordar un transporte publico llenó de aficionados del Olimpia, de esos que te piden un lempira en la entrada.

Eso es adrenalina pura.