Por RAMÓN LÓPEZ P./columnista sampedrano
No vayan a salir con el viejo cuento que no tengo pruebas. Claro que no las tengo, pero aquí todos sabemos que en la Ultra Fiel se han infiltrado delincuentes que son una vergüenza para el país.
Mientras la mayoría de los miembros de la mejor barra de Honduras monta un espectáculo que le pone los pelos de punta incluso a aquellos que no le van al Olimpia, unos pocos se encargan de salpicar de mierda el nombre de la Ultra Fiel.
Agredir a los hinchas del Alianza, o lanzarle proyectiles al bus del Alianza, no es un hecho realizado por una sola persona a la que se le pelaron los cables.
No.
Es una acción planificada entre varios delincuentes a los que el olimpismo o el fútbol les valen un pepino. En sus cabezas distorsionadas, lo único que quieren es sembrar terror.
¡A estos delincuentes hay que detenerlos ya, antes de que provoquen más dolor y luto!
A esta hora, los miembros honrados de la Ultra Fiel, esos a los que la sangre blanca les corre por las venas, ya saben quiénes fueron los que atacaron a la barra visitante y al autobús, y los que lanzaron petardos a la cancha, poniendo en peligro la vida de los jugadores.
Muy mal la seguridad brindada a los salvadoreños, un pueblo hermano al que los hondureños siempre hemos querido mucho.
¿Iban patrullas resguardando el bus? ¿Por qué no se le brindó protección a los aficionados del Alianza sabiendo los antecedentes criminales de algunos barristas del Olimpia?
Tal vez la foto de Herbert Sosa con la pequeña herida en el mentón no escandalice a muchos. Pero pudo ser algo más que un simple raspón.
Pudo ser un ojo o un golpe en la cabeza.
Desgraciadamente, a estos antisociales no es con charlas que se les corrige. Es con la ley. Sentencia y cárcel por actos terroristas.
Nada de paños tibios con aquellos que siembran el terror en el fútbol hondureño. Exigimos a las autoridades que capturen a estos criminales.