Carlos Espinal tiene apenas 25 años, pero a su corta edad ha conquistado el paladar de hondureños y de ciudadanos de otras partes del mundo. Actualmente es maestro de Unitec y el chef oficial de la embajada de México en Tegucigalpa. He aquí la historia de un hondureño talentoso y con sabor.
¿Cómo nace tu pasión por la cocina?
Desde muy muy pequeño, literalmente desde que yo tengo memoria siempre estuve en la cocina y tuve la iniciativa de hacer las cosas de una manera distinta. Por ejemplo, en la casa de mi abuela a cada rato hacían un puro de papa delicioso, pero yo tenía la picardía de por qué no hacer un puré de otro vegetal.
¿Tu familia puede cocinar?
Mi abuela sí, y pues a mi mamá la hemos mal acostumbrado, porque somos una casa de solo hombres, están mi papá y mi hermano, así que siempre se consiente a la mujer de la casa.
Todos los domingos, y esto nos lo inculcó mi papá, nos levantamos temprano para hacerle desayuno a mi mamá y de ahí me metieron esa espinita desde cómo agarrar hasta el cuchillo.
¿Cómo es que te decidís tomar esta pasión como tu profesión?
Desde que terminé mi carrera de Administración acá en Unitec y decido estudiar Cocina. Yo estudié Administración para complementar mi carrera de Cocina, porque no quería ser solo un chef, sino que quiero tener un respaldo por si todo lo demás falla, si falla la A, tenemos la opción B, y la vida es eso estar preparados ante cualquier situación.
¿Ejercés las dos profesiones?
Por los momentos solo como chef.
¿Dónde estudiaste para chef?
Llevé múltiples en Escuela Madrid y saqué los módulos uno y dos con alguien que sin duda es mi maestro: el chef José Luis Escalante y de ahí mi segundo mentor se encuentra aquí: Daniel O´Conner.
¿Cómo llegaste a Unitec?
Aquí abrieron la carrera de Gastronomía e ingresé solo por seis meses y luego deserté el programa ya que se me presentaron proyectos profesionales, como ser el chef de la embajada de México. Era una oportunidad que no podía dejar ir ya que en la historia de la embajada de México nunca había habido un chef hondureño.
¿El reto más grande que has vivido en la embajada de México?
El reto es que yo no conozco México, he leído un montón de libros de comida mexicana, pero qué es lo que pasa: que yo siento que estoy haciendo la comida a mi gusto, pero todos los mexicanos que han comido me dicen que está muy bien.
¿A que fuiste a China?
De enviado especial al Centro de Diplomacia de la Gastronomía y fui a representar la gastronomía de mi país allá y lo sorprendente es que ningún hondureño había ido al festival, este festival son como los Óscars en la Cocina, es un evento macro a nivel mundial, porque se reúnen los mejores chef y los mejores escritores de libros de comidas para dicho evento, se reúne toda la gastronomía mundial en un solo punto.
¿Cuánto tiempo estuviste allá?
Estuve dos semanas y cocine para aproximadamente unas 700 personas.
¿Qué es lo que más te gusta cocinar?
Soy bastante de comida salada, pero lo que más me mueve es la cocina hondureña, me gusta estudiar mucho lo que son las etnias.
¿Cuál es tu plato favorito en Honduras?
Los míos, sopa de garrobo y sopa de caracol, muy similares pero con sabor exótico.
¿Qué significa tu tatuaje?
Es la evolución del chef, donde uno empieza a lavar los trastes, después vamos con técnicas de cortes, luego de eso va rotando distintas posiciones en la cocina como parilla, sopas, luego uno se convierte en el sub chef que es el segundo al mando de la cocina y luego en chef, y esto me lo hice porque aunque uno sea chef uno puede tomar cualquiera de estas posiciones con mucha humildad.
¿Sos un hombre con paladar gustoso?
No, para nada, a mí lo que más me apasiona es comer comida de la calle, hay veces que quiero comer y agarro el carro y me voy al mercado Jacaleapa, porque eso es historia.
Fotos: Frank Aguilera.