Desgraciadamente estamos viviendo en un tiempo donde las redes sociales se adueñan de nuestras vidas y esto en todos los sentidos, pasamos pegados día y noche con nuestros celulares, subiendo fotos o vídeos de nuestras “vidas perfectas” y momentos muy personales.
Y es impresionante, pero la mayoría ya no sabemos distinguir qué es vida privada y cuál es la pública. Y eso no es todo: ahora la utilizamos para dañar y vengarnos de alguien.
Claro ejemplo fue el de ayer con él vídeo de Jorge Luis Pinto, cuando su yerno se tomó la molestia de grabar una discusión familiar en la que el DT golpea a su hija para calmarla.
De inmediato, este vídeo se hizo viral a nivel nacional e internacional.
Y no quiero, ni estoy defendiendo a Pinto, porque definitivamente cometió un falta muy grave, pero es su vida privada, son sus problemas, cobardía la del yerno por publicar y perjudicar la vida de toda una familia.
Se dice muchas cosas sobre que el esposo, especialmente que la maltrata físicamente; otros dicen que es viceversa, en fin, son sus problemas, es su vida y quiénes somos nosotros para juzgar.
Muchas veces no podemos ni con nuestras vidas y queremos solucionar la de los demás, solo ellos sabrán qué problemas tienen.
Les apuesto mil por mil que esto será el tema de la semana, todo mundo criticando, preguntando lo que no le importa.
Y lo peor de todo es que somos un país donde nos sobran los problemas como para agregar otro a la agenda.
Qué triste darse cuenta que somos carnadas y esclavos de las redes sociales y que ya perdimos la diferencia de lo público y lo privado.