Gobernar un país es algo serio, no un jueguito de adivinanzas

Por TRIPLE G/economista y columnista invitado

Cuando un entrenador de fútbol tiene éxito durante una temporada, la afición, los directivos y los propios jugadores piden su continuidad.

Por el contrario, si el control de las cosas se le escapa de las manos y los resultados son mediocres o malos, es el primero en irse.

Juan Orlando Hernández ha demostrado durante cuatro años su capacidad para gobernar.

No ha podido realizar todas las transformaciones que se ha propuesto, eso es obvio, pero si ponemos en una balanza lo bueno y lo malo, merece continuar por cuatro años más para concluir lo que ya inició.

Si fuese entrenador, JOH merece seguir otra temporada más en el banquillo. Como presidente, merece la reelección.

Una cosa es que a usted le caiga mal Juan Orlando Hernández. O que siga retorciéndose porque le dieron luz verde a sus intenciones de reelegirse.

O tal vez porque él es cachureco y usted le va a Libre, al Pac, al Partido Liberal, a la Alianza (Dios mío, qué ensalada), y eso no está malo.

Lo malo es que, por ese sesgo político, no se le reconozca lo que ha hecho.

Hablemos de seguridad, por ejemplo. Con datos del Observatorio de la Violencia, no con cifritas maquilladas.

La cosa empezó a salirse de control desde el primer año del gobierno de Mel, se acentuó durante el golpe militar Micheletti-Romeo Vásquez y siguió imparable en el mal gobierno de Pepe.

Por eso nos pusieron el nada elegante calificativo de “país más violento del mundo”.

Lo que parecía imposible sucedió gracias a la estrategia diseñada por JOH, quien no sólo ha tenidos los OO´s (huevos) de agarrar al toro por los cuernos, sino que consiguió que todos los operadores de justicia remaran en la misma dirección.

Fue este gobierno el que desmanteló los grandes carteles del narcotráfico y puso orden en los centros penales, que es de donde salían las órdenes para secuestrar, extorsionar y asesinar.

Mientras la Alianza de la Oposición es gallo gallina en el tema del Pozo I y II –primero sus dirigentes dicen que las van a clausurar, luego que no, que sí, que no, que sí…-, JOH la tiene más que clara y promete la construcción de más cárceles de máxima seguridad para cabecillas del crimen organizado, entre ellos los toros del Barrio 18 y la MS 13.

Es verdad: todos desearíamos que en lugar de cárceles hubiera más centros culturales, conservatorios de música, teatros, hospitales y escuelas, pero todo a su tiempo.

No somos Suecia, Islandia o Suiza; nosotros somos un país pobre que es ruta del narcotráfico, así que las medidas tomadas por JOH son urgentes e indispensables para recuperar la paz.

Esto de ser gobernante no es cuestión de jueguitos de adivinanzas de quién canta una canción o como se llama la actriz de una telenovela. Es algo serio. Ya suficientes payasadas tuvimos con Mel y Pepe. ¿Queremos volver a eso?

Hoy, Honduras tiene más afluencia de turistas y de inversionistas extranjeros, se ha puesto orden en las finanzas, no hay escándalos de corrupción y hay una reparación de infraestructura como nunca antes, proyectos de  viviendas populares, programas sociales y un ambicioso plan llamado 20/20 cuyo objetivo es generar 600 mil empleos en los próximos años.

Falta muchísimo aún, porque no podemos decir que se ha cumplido la meta, mientras la mayoría de la población siga viviendo en pobreza.

Pero vamos por buen camino.

JOH les lleva cuatro años de ventaja a los demás candidatos. Sabe cuáles son los problemas y los enfrente con seriedad, no como si se tratara de un divertido de adivinanzas por televisión.