Me encantaría que me mandaras un mensaje ahorita diciendo “Ajá muñeca -muy característico de Tavo- los puse cagados, ¿verdad?
Pero sé qué eso no va a pasar Gustavo Moreno. No entiendo por qué te fuiste, no entiendo por qué una persona tan llena de vida y alegría ya no esté con nosotros.
Me ha llegado la noticia de tu muerte. Hay muchas versiones, pero eso no es lo importante.
Es inevitable no escribir esto llorando, con un nudo en la garganta y con las manos temblorosas, con recuerdos que se me vienen uno tras otro y lo único que me provoca es más llanto.
Recuerdo la primera vez que te conocí; fui por una entrevista al bar CienAños y bendita entrevista que me dio la oportunidad de conocerte.
Me presenté y me recibiste como familia en tu casa, me enseñaste cada rincón del bar, me presentaste a tus amigos y luego me ofreciste una Salva para brindar porque nos habíamos conocido.
Desde ahí vos y yo supimos que esa iba hacer mi segunda casa, que no me podías sacar de ahí, y es que solo te bastó hablarme con tanto amor de tu casa para que yo me enamorara de ella.
Y así pasan martes de poesías, miércoles de jazz, jueves de bailongo, viernes más de bailongo, sábado fiesta y domingo con la famosa sopa de tortilla.
Otra cosa que jamás voy a olvidar -y esto me saca una sonrisa entre lágrimas-, es cuando con Rosa Alvarado y yo hicimos una entrevista para Antivirus y la Banda de los CienAños.
Vos pertenecías a las dos y estabas de aquí para allá cambiándote camisas para las fotos y que salieras muñeco y cómo olvidar que después de eso hicimos fiesta y nos pusimos a bailar y cantar y hablar de la vida cosa de la cual vos pasabas enamorado.
Paréntesis: para los que conocimos a Tavo, su palabra favorita era (Muñeco y Muñeca).
Cómo olvidar las rondas de los pollos locos y ese momento en que no solo conmigo sino que con toda la banda resolvías el mundo, cuando me contabas que Dios y la vida te escuchaban y eran otro rollo con vos y te ayudaban a salir adelante.
Decir que me vas hacer falta sería egoísta, porque hoy todos todos te vamos a extrañar, vamos extrañar verte haciendo relajo en los ensayos (Nunca te vi quieto), vamos a extrañar el muñeco y muñeca que nunca te faltaba.
Vamos a extrañar esas sonrisas que contagiaban, esos pollos locos, el ráspalo, ráspalo ráspalo, que te salía tan bien, tu rolita de la paz la canción que una vez me dijiste es la mejor, voy a extrañar que me molestés con… Eso solo vos y yo lo sabemos, extrañar que en una cafetería pidieras desayuno a las dos de la tarde porque habías perdido la noción del tiempo.
Tavo, te vamos a extrañar como no tenés idea, pero siempre te vamos a recordar con una sonrisa y esa alegría que nos transmitías.
Gustavo Moreno a ponerse MUÑECO en el cielo que estoy segura que te espera una gran fiesta.
Te queremos por siempre, Moreno.