Qué dificil escribir esto pero, Cipote, la película, solo pasa la prueba -apenas- gracias a la genialidad de historia que creó Ramon Amaya Amador.
¿Qué significa esto?
Pues les explico: desde que se anunció esta película creó una gran expectativa entre todos los hondureños, me incluyo, ya que la historia de Cipotes fue una que marcó la vida de muchos de nosotros.
Esta era la película que, muchos de los que tenemos fe en el cine nacional, decíamos que “no debía planchar”.
Lastimosamente, desde mi punto de vista, la camisa les quedó un poco grande.
Sinceramente, esperaba mucho más de esta película, me he quedado con un sabor que se podía hacer algo mejor, pues no terminó de convencerme.
Eso si, debo darle el mérito que en cuanto a la historia, sí logra sentirse la emotividad que cuando leemos el libro, pero no fue una buena adaptación a la pantalla grande.
No es una producción que llene las expectativas: las imágenes de paneos de la ciudad no son de buena calidad, el audio fue un dolor de cabeza y la fluidez en las actuaciones dejan mucho que desear en varias partes.
Actuaciones que me hicieron recordar Almas de la Media Noche o a Xendra.
Aunque, considero que los únicos que lograron convencer al 100% sus actuaciones, fueron los dos protagonistas de las película, especialmente Eisley Martínez quien interpretó a Catica
La película logra robarte varias carcajadas en algunos tramos, te hace sentir emotivo, pero las fallas técnicas y de producción te bajan los ánimos.
La historia de la película de Cipotes es buena simplemente porque la escribió Ramón Amaya Amador, pero no supieron sacarle el jugo al asunto.
Pero la mejor forma de saber si es cierto o no lo que digo es que vayás al cine a verla.