Más hondureños como el hombre de los mangos… y menos bla, bla, bla en las redes

Perros para criticar, pero lentos para actuar, los hondureños llenamos las redes sociales de críticas e insultos contra todos aquellos que consideramos como los causantes de los males del país; sin embargo, poco o nada hacemos por los demás, en especial los que están más jodidos.

Mucho bla, bla, bla, y poca acción solidaria.

Pero no todo está perdido.

Hoy ha trascendido la historia de un héroe anónimo que tiene un par de árboles de mangos en su casa. No se sabe su nombre. El rumor es que vive en el barrio Cabañas de San Pedro Sula.

Aunque bien haría un dinerito extra con la venta de los mangos que los árboles producen en gran cantidad en el patio, él prefiere compartirlos con los demás, sin preguntarles el nombre, sin fijarse si tienen dinero o no, si son nacionalistas, liberales, libres, nasrallistas…

Además de regalar los mangos, se toma la tarea de empacarlos en bolsas de plástico y los cuelga de la baranda de su casa, para que todo aquel que lo desee se lleva una.

¿Qué pasaría si nosotros, en lugar de dedicarnos a insultar, denigrar y minimizar, o catalogar de bruto, a todo aquel que no piensa como nosotros, agarramos una bolsa de mango, de pan, un litro de leche, una bolsa de café y hasta una botella de agua para dársela a alguien que está debajo de un semáforo ganándose la vida?

Digo, solo es una reflexión.