Por RAÚL GUTIÉRREZ/Periodista español
Recuerdo la primera vez que vi un noticiero en Honduras, a los pocos días de llegar, la imagen de un viejito atropellado con los sesos colgando me arruinaron el desayuno, eso y un principio fundamental que me habían enseñado en la universidad, los muertos se respetan.
La muerte se ha convertido en algo tan habitual en Honduras, parece algo “normal”, parte de un paisaje donde al hondureño lo único que le importa es que no le toque a él, mientras la observa en la televisión, en las portadas de los periódicos que “adornan” los semáforos de las ciudades o la presencia con su propios ojos, a estas alturas todos los que llevamos un “ratito” por este bello lugar hemos visto escenas con muertos en algún lugar.
El premio a la insensibilidad se lo lleva sin ninguna duda el “famoso canal” donde su director sale recitando versículos de la Biblia, mientras pide a los delincuentes que maten a determinado horario para poder pasarlo por su canal, sarcástico o no , resulta desagradable, al igual que ver a algunos de sus reporteros entrevistando a personas agonizando antes de prestarlos auxilio o invadiendo el espacio de los dolientes para tomar imágenes de personas fallecidas, a mi juicio repugnante.
Este domingo de nuevo nos hemos vuelto a superar como campeones de la indiferencia y de la insensibilidad, en la final del fútbol hondureño, la tragedia y la negligencia han teñido de luto una vez más el fútbol hondureño. Un escenario deportivo decorado ”con fallecidos” tendidos en la pista de atletismo del estadio.
Como si de una escena del coliseo romano se tratase, el espectáculo continuó, pan y circo, NADIE pensó que debiera suspenderse el partido, los mismos que no fueron capaces de predecir esta horrible tragedia sí fueron capaces de predecir que si se suspendía el partido la tragedia hubiera sido peor…brujos.
La realidad es que nunca se ha suspendido un partido en el nacional por muertos y son muchos los partidos que han comenzado con tragedias en los aledaños del estadio, eso es un hecho y lo demás son especulaciones.
Aplastados o asfixiados, vaya titular de pasquín sensacionalista, con mala intención y de mal gusto, al final los muertos son en su mayoría gente humilde, nos hemos acostumbrado, no nos toca de cerca, no nos duele, hasta para morirse hay que tener dinero o cierta condición social.
No existe empatía, nos invade la indiferencia, cada vez que ponen un muerto en tv, pienso en su familia, en si fuera la mía, y la bofetada que le pegaría al “periodista” o mejor dicho a su jefe, por invadir el dolor de los que sufren una pérdida.
Desde muchos lugares del mundo han llegado condolencias, lo ven como una tragedia, algo terrible, sin embargo hoy en Honduras lo importante es quitarse las responsabilidades a base de declaraciones, a lo Poncio Pilato para terminar culpando al fútbol y por último a los muertos, aquí es algo cotidiano, los muertos ya no importan.