“Esa no es carne de res… ¡Es de ratón!”. Durante décadas, los hondureños hemos bromeado con esa frase para referirnos a la comida china.
Fuera de lo folclórico, nunca hubo pruebas de que realmente los chinos utilizan carne de ratón en el menú.
Y miren lo que son las cosas: a pesar de los rumores y de esa creencia, el arroz chino, el chop-suey, la sopa wantan, la carne con vegetales, entre otros platillos, han sido parte de la dieta del pueblo hondureño, desde el más encopetado hasta el más humilde.
Ni siquiera cuando se pudo comprobar que algunos negocios chinos efectivamente usaban ratón, la popularidad de la comida oriental se vino abajo, y así, con el correr del tiempo, se fueron multiplicando los restaurantes.
Al punto que no hay un lugar en Honduras en el que no haya un restaurante chino.
Pero ahora, gracias a la ligereza y torpeza del Ministerio Público, los negocios de comida china están vacíos, lo que ha provocado alarma en la comunidad asentada en Honduras. Comunidad que es, hay que decirlo, trabajadora hasta más no poder y es parte de la economía nacional.
Al día de hoy, no se ha podido comprobar que lo que se encontró en el restaurante Tao Yauan de la colonia Torocagua de Tegucigalpa era carne de perro, tal y como lo dijeron los voceros del Ministerio Público.
“Se PRESUME que es carne de perro”, dijeron los voceros de la Fiscalía, y bum, abajo se vinieron las ventas de los chinos.
Supongamos que es cierto que los chinos han utilizado carne de ratón. De ser así, significa que no es del todo mala. O, como también decimos acá en Honduras: “Lo que no mata engorda!”.