La mala fama del restaurante Tao Yauan dela colonia Torocuaga de Tegucigalpa se ha llevado de encuentro a numerosos negocios de ese tipo.
Nos dimos a la tarea de visitar los restaurantes chinos para ver cómo andaban la cosas con los clientes y para tratar de entrar a la cocina.
Como sabemos, la comida china, además de rica, es súper económica, por lo que además de las baleadas, es la otra comida de nosotros los pobres.
Comenzamos nuestra investigación a las 12 y media del día, hora en que comúnmente los restaurantes están con bastante gente.
Para nuestra sorpresa la realidad es otra.
“Nala de fotogafías, pol favol, nada de fotogafías”, nos pidió la dueña de un restaurante chino ubicado en colonia El Hogar.
Nos permitió pasar, pero hasta allí.
Entramos al restaurante, estaba totalmente vacío, ni un solo cliente, tampoco había rastro de que alguien hubiese ido a comer al lugar en ese día.
Mi compañera Karla Oseguera platicó con una de las dueñas, era una china, pero aparentemente ni cuenta se había dado del problema con la carne de “perro”, tampoco nos entendió mucho que digamos.
Cuando ya por fin logramos explicar nuestra misión, no quiso pronunciarse al respecto y su NO fue rotundo cuando le pedimos entrar a conocer su cocina.
Seguimos nuestra búsqueda, la que nos llevó a Las Colinas, un restaurante frente a un semáforo, el estacionamiento con apenas un carro.
“Las ventas se han venido exageradamente abajo”, comenta una de las empleadas del lugar. “Los únicos días que medio se nos llena en estos días son los domingos, y es porque la gente que viene es la que vive aquí mismo y nos conocen de siempre, de lo contrario los siete días estaría vacío”
Otro restaurante vacío.
Solo unos metros después, cerca de Plaza Miraflores, un restaurante que normalmente también está lleno, ahora es todo lo contrario, también platicamos con una de las empleadas del lugar la que nos confirmó lo que observábamos, las ventas están por los suelos.
Le solicitamos a la dueña del lugar entrar y conocer su cocina, lo pensó por un momento, casi accede a hacerlo, pero luego de consultarlo con su esposo, finalmente no accedió.
“La histolia de la calne de pelo (perro) y cablo (cabro) nos ha afectado”, dijo, visiblemente triste.
Siempre a la hora de almuerzo, llegamos hasta uno de los restaurantes más concurridos en la colonia Kennedy, uno que queda en una esquina al inicio de la primera entrada.
Este es uno de esos restaurantes chinos que usualmente tiene una fuerte demanda, pero actualmente la cosa está muy diferente.
Al igual que en los restaurantes anteriores, los dueños nos dijeron que “Pasen adelante, pelo nada de fotoglafías, pol favol”.
De aproximadamente 25 mesas , solo 2 estaban con clientes y una persona esperaba su pedido para llevar, un cambio totalmente radical en cuanto a clientes.
En este restaurante tampoco nos permitieron entrar a la cocina.
Decidimos comprar el arroz en ese lugar y como siempre, estuvo calidad, muy rico.
Al salir del lugar pude observar a unos de los dueños del lugar sentado afuera de su restaurante, fumando un cigarro, con la mirada perdida con un semblante de preocupación evidente.
Al final, carne de perro o no, los restaurante chinos la están pasando “a lo perro” en estos días…