Por RAMÓN LÓPEZ P.
La aparición de Salvador Nasralla en política despertó la simpatía de millones de hondureños que veían en el Partido AntiCorrupción una esperanza para terminar con el saqueo al que ha sido sometida Honduras durante muchos siglos.
El discurso incendiario, folclórico, rebelde y directo del llamado Señor de la Televisión fue una ráfaga de viento que estremeció a la corrupta clase política del país.
Miles de indecisos se adhirieron al PAC, así como un fuerte sector de la clase media y de los estratos populares.
Su carisma, credibilidad y una trayectoria honesta fueron su mejor carta de presentación.
Pero su novatez política le permitió a Marlene Alvarenga -una señora que no le llega ni al dedo pequeño del pie a Salvador-, con la complicidad del desprestigiado Tribunal Supremo Electoral, que le quitaran el PAC de las manos.
Hoy, el PAC, sin Salvador, va a un remedo de proceso eleccionario que bien se podría realizar en una cloaca o en un circo.
Estas elecciones apestan.
Habrá que ver cuántos de los tres millones doscientos mil hondureños habilitados para votar saldrán hoy de sus casos para avalar este despropósito del que sólo puede salir ganador JOH.
Salvador es el máximo líder del PAC. De eso no hay ninguna duda. Marlene Alvarenga no le hace ni sombra ni cosquillas.
Los verdaderos simpatizantes del PAC no saldrán a votar.
Marlene Alvarenga ganará hoy… y Honduras perderá porque el PAC quedará en manos de un grupúsculo que no lo merece.
FOTO: Diario La Prensa