Foto de Diario Deportivo Diez
Nadie puede negar que con la llegada de Diego Vásquez el Club Deportivo Motagua ha encontrado un nuevo respiro en su historia futbolística, dejando de lado aquellas grandes sequías de título y peleando torneo a torneo por lo más alto, algo que se debe convertir en una costumbre para cualquier equipo denominado grande.
Los “Azules” han tomado una regularidad bárbara y hoy están a las puertas de un bicampeonato; de momento solo tienen un obstáculo enfrente, el modesto pero aguerrido y peligroso Honduras de El Progreso.
¡Las vueltas de la vida!
Curiosamente hace una temporada ambas escuadras se vieron las caras en una Gran Final, exactamente en el Apertura 2015, donde todos sabemos lo que sucedió.
https://youtu.be/CkKh-m2yO-M
Los progreseños ante todos los pronósticos alcanzaron su primer título de Liga Nacional, dejando a los motagüenses con ganas de celebrar y con una espinita clavada que no olvidarán, al menos por ahora.
Esta nueva final entre el Motagua y el Honduras de El Progreso puede verse desde diferentes perspectivas, y una de ellas es la supuesta…
¡Revancha!
Muchos aficionados ven este encuentro como la oportunidad perfecta de tomar venganza por el título perdido en aquella ocasión, sin embargo hay diferentes cosas que valorar.
Desde mi punto de vista esta nueva final no puede tomarse como una “Revancha”, ya que se jugará en circunstancias diferentes, pues en esta ocasión el último partido se disputará en el Estadio Nacional de Tegucigalpa y no en el Humberto Micheletti de El Progreso.
Al aficionado azul le dolió perder la final en aquella cancha progreseña, en aquel inmueble donde hizo lo posible por alcanzar la gloria, pero simplemente no pudo por no ser eficiente en la tanda de penales y por un gol legítimo que les anularon en el transcurso del juego.
Una “Revancha” tendría que definirse nuevamente en ese estadio, aunque no podemos negar que este es el momento indicado para que los azules puedan sacarse parte de esa espinita que tienen ante los “Arroceros”.
