Por RAMÓN LÓPEZ P.
Como la mayoría de los hondureños, Erlin elguachimán es un tipo sencillo y sin muchos estudios. No tiene el genio de Salvador Moncada o de Guillermo Anderson, pero sus vídeos, tontos para muchos, sinceros para otros, son virales.
Lo que hace no tiene ninguna ciencia: proclamar su amor -y despecho-, por una mujer.
Pero no hay mala intención en ellos. Lo único que busca es el vive. Fregar el bote, como decimos popularmente.
Y así, sin buscarla, bam, la pegó, se hizo de miles de seguidores y de varios patrocinadores.
¿Eso es un delito? ¿Tanto nos incomoda ver ojos bonitos en cara ajena?
Y más aún: ¿Acaso nos pone una pistola en la cabeza para que a huevos miremos sus vídeos?
Sin embargo, muchos le han caído a palos, lo han ofendido con frases humillantes y despectivas al punto que uno se pregunta si en el fondo no es que le tienen envidia al humilde vigilante y a su fama.
Se nota que quisieran ser igual de virales y de famosos.
Ser sencillo no significa ser idiota. Y tener estudios universitarios, maestrías y doctorados no necesariamente implica ser inteligente.
No hay que tomarse la vida tan en seria, andar con poses de gran intelectual o presumiendo de superioridad. Dos mil y pico de años atrás, nosotros hubiéramos crucificado a Jesús. “¿Quién es este vago en chancletas que se hace llamar el hijo de Dios?”, habríamos dicho.
Ver los vídeos de Erlin, leer y ver cosas serias, nutrir el intelecto, ser tolerantes y compasivos, alegrarnos por el éxito, pequeño o grande de los demás, debería ser parte de nuestra conducta.
No seamos tan miserables con un hombre que a nadie le hace daño.
En lugar de atacarlo, compartan con nosotros los grandes logros y aportes que le dan al país, y que los hacen sentirse más que los demás. ¿Cuántas investigaciones tienen? ¿Qué aporte cultural han hecho? ¿Cuántas novelas, poemas, películas, documentales y sinfonías son suyas?
¿Quiénes somos nosotros para calificar a Erlin de tonto, inculto, mediocre o idiota? ¿QUIÉNES?
Dejen a Erlin en paz, que Su fama será efímera; mientras que la amargura y envidia de ustedes durará muchísimos años.