– Taxista: ¡Hola! ¿Cómo está?
– Yo: Muy bien gracias a Dios.
– Taxista: ¿Viene de trabajar?
– Yo: Sí, voy hacer unos mandados.
–Taxista: ¿Y en dónde trabaja?
–Yo: En RadioHouse.
–Taxista: Nombe, no le creo, usted me debería hacer una entrevista. Yo soy Mel Zelaya, mucho gusto.
– Yo: ¿Mel Zelaya?
–Taxista: Sí, niña, y tengo historia que contar.
“Mi nombre es Manuel Zelaya, pero todos me dicen Mel Zelaya, soy originario de El Paraíso y aunque usted no me crea, soy colega suyo, yo también soy periodista y me gradué en el 2013 de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Actualmente trabajo en JBN, soy reportero, cosa que a mí me encanta y la disfruto mucho, yo le pertenezco a la calle y por eso me ha ido muy bien.
También soy papá de cuatro hijos uno de 24, 22 19 y mi princesa bella de 10 años, todos ellos estudian.
Bueno ya le conté lo básico, ahora sí le voy a contar cómo fue mi vida… ¡Qué va, cómo fue, cómo es ja, ja, ja.
Me casé muy joven y cuando tuve a mi primer hijo los gastos se incrementaron, tenía que comprar leches, pañales, alquiler de casa, citas médicas y todo lo que usted se imagina.
Solo me había graduado de bachiller y pues no era que podía optar a un gran trabajo que se diga, entonces conseguí un carrito que estaba más de allá que de acá, y en eso me puse pilas a conseguir el número y me puse a chambear todo el día y de poco a poco hacía el gasto diario.
Mi esposa se metió a estudiar pedagogía y ahora hasta una maestría tiene. Cuando ella se graduó yo ya tenía 40 años, nunca dejé de chambear en el taxi y me metí también a la U.
No me importó tener esa edad y me metí a estudiar Periodismo, me sentía realizado estaba cumpliendo mis sueño, yo desde pequeño traía eso de comunicar, pero sabía que mi situación económica y responsabilidades no me permitían solo estudiar y tenía que seguir trabajando en el taxi.
Así que ni modo, tomé ese reto y estudiaba por la tarde y saliendo de ahí me iba a trabajar hasta las cuatro de la mañana, de ahí llegaba a terminar las tareas y descansaba un poquito para llegar a la U con ganas.
Pero mire, cuando uno se quiere superar no hay peros que existan, no le estoy mintiendo, pero yo no perdí ninguna clase en la U, era clase matriculada, clase pasada, y todos los días fui a la “U” porque para mi era gran conocimiento el que adquiría.
Con la chamba en el taxi le terminé de ajustar las universidad a mis hijos; uno estudia en Bellas Artes, el otro en la UNAH, el otro hará el examen de admisión y mi pequeña en la escuela.
Uno muchas veces se tiene que sacrificar en la vida por obtener lo que quiere, míreme a mí, a veces trabajo de saco y corbata porque no me queda tiempo de cambiarme.
Uyyy, usted, yo creo que ya la aburrí de mi historia, ja, ja, ja. Le dije que tenía que contar, mire ahorita voy hacer una entrevista. ¿No quiere ir?
Yo: Encantada vamos, y créame que lo que menos hizo fue aburrirme.
Tomamos las fotos y me despedí de él con un abrazo y mi admiración, cuando le dije “Ojalá y nos miremos pronto”, me dijo “Estamos a la orden, pero antes de que se me olvide tenga mi número 9986-9898 yo solo trabajo por llamadas, se lo aseguro que en este taxi no se va aburrir”.
Fotos: El Oso Montero.