Gracias, pero no. Ya es muy tarde. Además, usted, doctor Mario Zelaya, ya nos demostró que para usted la salud de los demás es loa última de sus prioridades.
Primero están los lujos, el pago de cabareteras, la compra de mansiones, condominios y vehículos de lujo, el derroche en los restaurantes más caros, e fin, la buena vida.
Ahora que está en la cárcel, acusado del saqueo del Seguro Social, se da golpes en el pecho (pero no dice “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, sino que más bien niega los hechos y trata de defender lo indefendible), y ofrece dar consultas gratis.
¿Por qué no se las dio a aquellos pacientes atormentados que llegaron como almas en pena en los tiempos en que usted era el director del Seguro Social?
¡Responda!
¿Por qué?
Hoy… ¿Hoy para qué?
¿Quién tendrá el valor de poner su vida en aquel que usó sus manos para cometer, según las acusaciones del Ministerio Público, uno de los robos más grandes y descarados en la historia de este país?
¿Quién?
¿Quién tendrá los huevos? Al menos yo no. Ni de gratis.
