Donde nuestras palabras se sienten cortas, vivas pero cortas.
El espacio que te pertenece y que te esperó durante 7 meses, ahí donde florece una conexión especial entre vos y el palpitar de cada hincha merengue.
Una conexión que no se podrá reemplazar ni ahora, ni en cinco siglos.
Donde el gafete de capitán se ajusta bien a tu medida,
ahí donde los rivales flaquean ante tu presencia y te respetan.
Este es tu lugar…
Donde la sangre brota,
donde el corazón resuena,
donde tus hazañas se yerguen,
ahí donde mi memoria muerde el recuerdo de aquel título que nos regalaste en tiempo extra
… y que te importó muy poco mostrarnos tu pecho inflado de orgullo,
el orgullo con el que luego alzarías la copa.
Este es tu lugar, la cancha y el corazón de los merengues. Gracias por volver.