Exclusiva: Diputado Cálix de LIBRE se fue de “mojado” a la USA

Jorge Cálix es una persona decidida, un diputado del Congreso Nacional de la República que quiso vivir en carne propia el tormento que viven nuestros compatriotas en su hazaña por llegar a los Estados Unidos a como dé lugar.

Antes de empezar la entrevista Jorge nos comentó: “Me gustaría comentarte que mientras estuve en este trayecto, no dormí en Hotel. Tanto en Guatemala como en México dormí en casas de migrantes. Dormí con ellos en las mismas condiciones que ellos. Me bañé con agua fría, en baños comunes, a veces con “pailitas” en una pila”

Así fue lo que platicamos:

¿Por qué tocar el tema de los catrachos que se van buscando el sueño americano?
Porque es un problema real que sufrimos los hondureños y que nadie enfrenta con seriedad; nadie dimensiona el problema real. El problema no es “el sueño” que buscan cuando se van, el problema es de la pesadilla que huyen.

Yo le puedo decir con propiedad y por experiencia propia que los hondureños que se van “mojados” sufren miles de vejámenes en su camino a USA. Pero los riesgos del trayecto no son la raíz del problema. El problema es que cuando hablamos de los “mojados” no nos hacemos la pregunta correcta: ¿Qué es lo que nuestro país no les ofrece a sus hijos que los obliga a irse? Ese es justo mi objetivo.

Que entendamos que el problema no está en las deportaciones, en el muro de Trump, en la “migra”, el problema está aquí, frente a nosotros, y somos incapaces de reconocerlo y, por ende, incapaces de hacer algo al respecto.

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¿Cómo decidís iniciar el proyecto y recorrer este camino?
Desde que tengo memoria, escucho a políticos dar discursos sobre los sufrimientos del pueblo y como resolverlos; pero después del discurso, se suben en su Prado del año y se van a su mansión en las Lomas o en El Hatillo. Ahora que soy diputado suplente, veo en primera fila como el Congreso Nacional aprueba leyes que son beneficio de unos pocos y que aumentan la pobreza en el país.

He visto cómo se “pumpunean” el pecho diciendo que representan al pueblo, pero en el Congreso Nacional aprueban paquetazos, aumento del ISV, de las tarifas eléctricas, de los combustibles, etc. Y hacen todo eso sin importarles el sufrimiento de los demás. Claro, ellos no lo conocen.

Yo quise hacer algo distinto, vivir esta experiencia en carne propia me permitió conocer de primera mano sus razones, sus motivos, sus sueños, sus esperanzas. Ahora mi compromiso está en hacer algo aquí en Honduras para que todos podamos tener oportunidad de desarrollarnos aquí y para que todos los que todos los que se han ido, sientan ganas de volver.

¿Desde dónde viajaste y hasta dónde llegaste?
Salí de Tegucigalpa con rumbo a Guatemala en la famosa línea “El Congolón”. Esa empresa se caracteriza por trasladar “mojados” desde Tegucigalpa hasta la capital Chapina.

De Ciudad Guatemala me fui a la frontera de Tecún Umán, ahí crucé en balsa el río que divide a Guatemala de México. Llegué a Tapachula y luego salí para Arriaga en el Estado de Chiapas. Ahí tomé la bestia. Pasé por Veracruz y luego llegué a Lecherías.

De Lecherías salí para el DF y de ahí me regresé por cuestiones de tiempo. Me falta el trayecto del DF a Nuevo Laredo para llegar al Río Bravo. Ese trayecto lo haré en abril.

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FOTO: Jorge caminando la ruta que recorren nuestros hermanos migrantes. 

¿Cuantas historias te impactaron?

Varias. Todas las personas tienen una historia que contar. Muchas veces trágica. La que más me impactó fue la de una pareja de Comayagua. Él tenía 23 y ella 25. Salieron de Honduras en mayo de 2016 con un niño de un año (la edad de mi hijo). Me los encontré en diciembre en Chiapas, que es el primer estado de México después de la frontera con Guatemala. Después de 6 meses de haber salido, no habían recorrido ni la mitad del camino.

Me contaron que habían juntado todos sus ahorros y vendido todas sus cosas y apenas ajustaron tres mil Lempiras. Al llegar a la frontera de Honduras con Guatemala el de migración de Honduras les dijo que tenían que cambiar todos sus Lempiras, que si no lo hacían, no los dejaba pasar y los mandó donde un “cambista” en especial.

Este “cambista” les dio a cambio de los tres mil Lempiras unos 175 Quetzales (que equivalen a 23 dólares aproximadamente). ¿Qué hace una familia con un bebé en un país que no es el propio, con apenas 23 dólares? Solo pensé en mi Jorgito.

No sé cuántos días hubiese podido sobrevivir en esa misma situación. Su viaje se ha atrasado porque tienen que mendigar para comer y hacer para el pasaje. Ahora ella está esperando un bebé que nacerá en marzo. Un catrachito que probablemente nunca conocerá la tierra que vio nacer a sus padres, a su hermano, a sus abuelos. Será una niña a la que llamarán Nicole.

¿Qué aprendiste?
Muchísimas cosas. Primero que somos un país que expulsa a sus hijos y que eso es algo que debe cambiar. También comprendí que nuestro primer objetivo debe ser trabajar para crear oportunidades. Aprendí que no debemos quejarnos porque se nos ponchó una llanta o se nos arruinó la batería del carro.

Hay personas que no tienen que comer, y que viven aquí mismo en Honduras. Aprendí el valor de levantarme todas las mañanas y tener la bendición de darle un beso a mi familia. Hay hijos que no ven a sus madres hace más de 20 años. Esposos que no ven a sus esposas hace más de una década y que los niños que dejaron, ya son unos adolescentes. Debemos dar gracias a Dios por lo que tenemos y debemos compartir lo que tenemos con lo demás.

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FOTO: Jorge viajando en “La Bestia”. 

¿Qué te conmovió?

La indiferencia de los estados ante este problema. Es inhumano el trato hacia los migrantes, tanto el que las damos aquí que los motiva a irse, como el que les dan en todo su trayecto, principalmente México.

Hemos hecho de la migración un negocio del cual se lucran unos pocos. Nuestro país, por ejemplo, necesita que la gente emigre para sostener nuestra economía. A tal grado que hemos llegado al descaro de decir que las remesas son parte del PIB (Producto Interno Bruto). ¿Qué es lo que producimos con las remesas? ¿Miseria? ¿Dolor? ¿Separación de las familias? Sencillamente no entiendo por qué nadie se interesa por este tema. Esa indiferencia hacia este problema me tortura.

¿Pagaste coyote? ¿Cuánto cobran por llevarte a la frontera?

No pagué coyote. Me fui siguiendo las huellas otros. Los que viajan con coyotes son la minoría, son los que pueden pagar entre 8 mil y 12 mil dólares, que es lo que cobra un coyote por cruzarte al otro lado. Te cobran la mitad aquí, y una vez que cruzas la frontera te tienen en un cuarto hasta que tu familia te deposita el resto.

A veces piden más de lo pactado, pero como estas como secuestrado, tu familia paga. A veces la gente muere en el trayecto y aun así los coyotes cobran a las familias, sin decirles por supuesto. Los que se van sin coyote son la mayoría. O no tienen plata para pagarle a un coyote, o han hecho el trayecto varias veces y ya los conocen. No creas que es difícil encontrar la ruta. Para el caso, la bestia sale del mero centro de las ciudades por donde pasa. Lo difícil es mantenerte con vida después de que la bestia arranque.

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FOTO: En esta balsa cruzan la frontera entre Guatemala y México. 

¿Estuviste en peligro? ¿Qué riesgos se corren?
Estuve en peligro de ser asaltado en un albergue de migrantes donde pasé la noche en Tapachula. El padre encargado del albergue nos dio un cuarto pero el cerró con llave. En la madrugada intentaron abrir el cuarto, pero no pudieron y los guardias se percataron a tiempo. Andábamos cosas que podrían ser vendidas con facilidad (como una cámara GoPro) y poder ganar plata para seguir el viaje.

En otro momento, mientras estábamos sobre la bestia en Arriaga y esperábamos a que arrancara, llegó “la migra” y nos tocó bajarnos casi tirándonos. Si la migra nos hubiese agarrado, hubiésemos ido a parar a un centro de detención de migrantes que es como una cárcel.
Los riesgos son múltiples; desde quedar mutilado por tratar de subirse a la bestia, quedarse dormido sobre la bestia, ser asaltado o secuestrado; los Zetas que andan buscando adeptos o secuestrar personas ya sea para pedir recompensas o para el negocio de trata de blancas. Caer en manos de la migra no es bueno tampoco. Son experiencias dolorosas las que se viven en las cárceles para migrantes en México.

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FOTO: Jorge saltando de un vagón a otro en “La Bestia”. 

¿En qué transportes viajaste?
En varios. En bus hice los trayectos más largos. Anduve a jalón, en la bestia, en carro y los controles migratorios los bordeaba a pie. Se camina mucho. En la segunda etapa se camina más y me tocará estar más sobre la bestia.

¿Cómo evitar que los compatriotas se vayan?
Creando oportunidades. Irse no es ni fácil ni bonito. Lo mejor para un ser humano es poder desarrollarse como persona en su país. Debemos construir de Honduras en donde sea posible cumplir nuestros sueños. No es algo que se logre de la noche a la mañana, pero si no empezamos ahora, no lo lograremos jamás.

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¿Qué lección te deja esta experiencia?

Primero, que debemos dar gracias por lo que tenemos. Y no me refiero a lo material, me refiero a esas cosas que pasan casi desapercibidas, pero son lo esencial de la vida como la unidad de la familia. Poder abrazar a nuestros hijos no tiene precio. Hay quienes solo pueden comunicarse a través de un teléfono, whatsapp o Skype.

Segundo, que el problema no está en las deportaciones que hacen los estadounidenses, el problema está aquí. Somos nosotros, y estamos en la obligación de resolver esto ya. La solución tampoco es el TPS, o campañas con canciones pegajosas invitando a no irse. La solución está en construir de nuestro país, un lugar de donde nadie se quiera ir, y en donde los que se fueron, quieran regresar.

Debemos crear oportunidades para todos, pero principalmente para los más pobres. El mismo derecho que tiene un rico para estrenar una camisa, lo debe tener un pobre.

Video: Jorge Cálix presenta el adelanto del corto que podremos ver muy pronto.