Muchas veces nos llenamos la boca diciendo que queremos un mundo sin violencia, lleno de paz y amor, tanto así que se ha hecho la respuesta favorita en las participantes de Miss Universo.
En otras ocasiones hasta se hizo cultura con los famosos hippies y su lema “amor y paz” diferentes canciones en todos los idiomas, candidatos mundiales que aspiran a ser líderes en su país con el discurso de paz.
Embajadores en la ONU secándose las lágrimas por las miles de vidas inocentes que se pierden a causa de las guerras, gobiernos pidiendo más presupuestos para defender su nación con todo.
Iglesias dando mensajes cada domingo diciendo que todos somos hijos de Dios, y que Dios es un Dios de paz.
Pero hay una palabra para definir esto y no es más que hipocresía, todos nosotros somos expertos para pedir la paz, pero que estamos haciendo por nuestro prójimo.
Por ejemplo… ¿Qué estamos haciendo por nuestros hermanos de Alepo (Siria) para detener la guerra?
Exacto estamos haciendo absolutamente nada, no nos importa en lo mínimo que criaturas inocentes estén muriendo todos los días con un aproximado de dos horas por ataque.
Las reinas de belleza estoy segura que no van a ir hacer servicio social y ayudar al único hospital que queda.
Los hippies se quedaran con su amor y paz en la ciudad o fuera de ella, pero siempre en un lugar tranquilo, claro meditando como pueden cambiar el mundo en un mundo de fantasía bajo otros efectos.
Los cantantes se conforman con ser las más sonadas en una emisora radial, los presidentes pues ya están en su puesto probablemente pensando su discurso para las próximas elecciones.
Los de la ONU, pues ellos se secaron, se secan y se secarán las lágrimas y esto parece que los hace ser buenas personas, las naciones se sentirán seguras si tienen un buen presupuesto para cargamento.
Las iglesias me imagino que también seguirán con sus prédicas y muy probablemente dirán que ellos no son el pueblo escogido por Dios, así que ese es el pago.
Claro yo no me puedo quedar fuera, en vez de hacer algo estoy escribiendo está columna.
Es tiempo de reflexionar todos absolutamente todos y movernos por nuestros hermanos y no ser tan hipócritas.