China.
En una decisión polémica, las máquinas expendedoras de comida ahora venden el test del VIH junto a un sándwich vegetal, un refresco en lata o unos noodles picantes.
Con un simple test de orina que cuesta poco más de 4 euros, el estudiante puede ahorrarse la visita al médico sin necesidad de hacer público su caso. Además, el kit es sensiblemente más barato que los que se venden regularmente en farmacias.
Todo el proceso se puede completar anónimamente, e incluso se puede comprobar on line. Aunque no es tan exacto como las pruebas de sangre o líquido oral, es una buena medida para detectar si alguien puede tener el VIH o no.
Hace 3 años la Food and Drug Administration ( FDA) de EE.UU. avalaba en un informe la viabilidad de instalar máquinas expendedoras para dispensar kits orales, fluidos y rápidos de test del VIH en centros de salud local del condado de Los Ángeles.
Pero la universidad china de la ciudad de Nanchong ha ido un paso más allá instalando las máquinas en un centro universitario.
De momento, no hay voces críticas contra la acción de la dirección de la universidad china pese al hermetismo de la sociedad china respecto a estos temas.
Esta acción tiene relación directa con la urgencia del gobierno chino en la lucha contra el VIH, que está en rápido crecimiento entre los jóvenes del país.
A finales de 2015 había 3,9 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años viviendo con el VIH y en el año produjeron 670 000 infecciones nuevas por el VIH entre este grupo de edades, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH
Vía PlayGround.