Óscar Quiroz es un chavo lleno de vida, súper simpático, con una sonrisa que te transmite paz y diversión pura. Recién el sábado terminó las temporada de LA TRAMPA en el Teatro Memorias, en la que él personificó al Cura.
Además de su hablado con acento guatemalteco -que ni él sabe de dónde salió ya que nunca ha visitado esas tierras-, Óscar , uno de los actores promesas en Honduras, nos cuenta en esta historia un poco de sus sueños y abre un poco la puerta a la intimidad de su vida.
Ser actor no necesariamente se tiene que traer en la sangre… ¿O sí?
Fíjate que en mi caso siempre tuve el interés por las artes escénicas como hobby, pero a los 15 años, mi maestra de Español me llevó, me inscribí y comencé y Tito Ochoa llegó a ver un espectáculo a la escuela y me ofreció empleo.
Hay diferentes formas para aprender. Yo lo que creo es que hay que ser muy disciplinado y tener mucha pasión, te podés iniciar en el mundo del arte y son totalmente válidas, la actuación es un arte y como es un arte es una aérea del conocimiento, y como tal debe de estudiarse, sea en una escuela, como fue mi caso, o con un maestro como pasó con Jean Navarro. Los artistas debemos educarnos.
¿Qué tipo de disciplina realizás?
Tito siempre nos mantiene leyendo.
¿Qué dejaste de tu vida para poder dedicarte en cuerpo y alma al teatro?
Yo estaba estudiando la carrera de Lenguas Extranjeras, te dicen “Vas a estudiar actuación, pero también vas a estudiar una carrera de verdad”, y me metí a sacar la “carrera de verdad” y a los dos semestres yo dije no, yo quiero seguir avanzando en lo que a mí me gusta, abandoné la carrera para estar en mi carrera de actor.
¿Soltero?
Sí.
¿Qué te dicen tus papás?
Mi mamá ya se hace la idea de que a esto me voy a dedicar, es mi trabajo, me pagan por hacerlo, pero a veces me dice “Sería bueno que estudiaras algo más para asegurarte un futuro”. En un país tan empobrecido como el nuestro, tener una carrera formal no te asegura un futuro estable.
¿Se puede vivir del teatro?
Sí, pagamos nuestras cuentas.
¿El arte quita vendas?
Sí te cambia un montón, tu visión al mundo, sobre vos mismo y cómo ves a los demás. Te hace madurar un montón y también te hace saber la responsabilidad que tenés con el público.
¿Qué sigue después de La Trampa?
Estamos muy contentos de recibir el Teatro Luis Poma de El Salvador, es una compañía muy prestigiosa, tiene su propio teatro en un centro comercial del Grupo Roble, viene con un espectáculo que es mundialmente famoso, se llama “El Cavernícola”, es como la versión masculina de los Monólogos de la Vagina y ha sido traducida en 18 idiomas y se ha presentado en 37 países.
¿Cómo te mirás en cinco años?
Quiero seguir avanzando en mi trabajo como actor y en mi trabajo como docente, no tengo metas enormes o grandes muros que derribar, sino más bien voy viviendo el día a día que me sorprenda.
FOTO: Óscar con otro talento del teatro hondureño: Jean Navarro.
Fotos: EL OSO MONTERO