Recuerdo cuando mis papás no me dejaban salir a conciertos de rock de adolescente y me terminaba escapando. ¡Qué bella rebeldía!
Conocí tanto de la música hondureña y entre las bandas que me “llegaban” estaba Sueño Digviana. Que si bien es cierto se vienen formando desde mediados de los ’90s, comencé a saber de ellos por el 2004 o 2005 con éxitos como “Invisible” o “Tegucigalpa” y claro como dejar por fuera “Un poquito”.
La escena musical en Tegucigalpa está reviviendo poco a poco y por qué no buscar a uno de los cantantes que nos regaló buenos momentos en los “toques”; Alfredo Kaegi.
Una plática bastante extensa resumida en estas líneas para aquellos que deseen conocer un poco de lo que hace Alfredo alejado de las luces y los micrófonos.. ¡Por los momentos!
¡COMENCEMOS!
¿Cómo nace tu pasión por la música?
Mi pasión por la música fue atizada por mis padres. Los recuerdos de mi infancia tienen su propio sound track. Con mi padre solíamos ir a la finca de la familia a dejar la planilla los sábados. Recuerdo perfectamente que yo era el encargado de cambiar los cassettes. Pasaba de Stars on 45 a Pedro Infante, Ray Coniff, Cat Stevens y Led Zeppelin.
Mi infancia sabe a música, mientras contesto estas preguntas puedo ver y escuchar la música mezclada con el sonido del motor del Chevrolet Luv que tenía mi papá a mediados de los ’80.
Lastimosamente las tierras que teníamos fueron robadas. Si no mal recuerdo, ahora, donde quedaba la casa de la hacienda, queda la cancha de fútbol de un club de fútbol importante del país. Poco después apareció el formato CD y tuvimos la suerte de contar con un equipo de sonido con CD-Plazer y una pequeña colección de The Beatles….esto explotó mi cerebro, lo demás es historia.
Entré a clases de piano en la Escuela de Silvia de Coco y luego mi abuela me regaló mi primera guitarra. Como vivíamos en la Escuela Agrícola Panamericana (mi papa fue profesor por muchos anos), ya nos quedaba difícil buscar a alguien que me enseñara. Así que, como muchos, aprendí un par de acordes aquí, otros allá y mi testarudez se encargo del resto.
¿Cómo nace Sueño Digviana?
Sueño Digviana nace de la necesidad de contribuir a través de la música y su puesta en escena, con el capital cultural de nuestro país.
Nuestra misión siempre fue crear música que moviera a nuestro público al punto de inspirarlos a expresarse de la manera que quisiesen.
Es importante entender que Sueño Digviana no es solo una banda, sino más bien, un colectivo de personas comprometidas con la escena del rock en Honduras. Por suerte, también somos amigos y amigas de toda una vida.
La banda es si nació de un proyecto anterior, un proyecto del colegio que vio una rotación de los miembros originales. Del 94 al 97 nos encerramos en la Escuela Agrícola Panamericana a practicar y a encontrar nuestro sonido. Para el ’97, El Sueño Digviana estaba bastante consolidado.
¿Quién escribía las rolas?
Aunque muchas de las canciones las llevaba yo en forma de bosquejos o pinceladas, las canciones las arreglábamos y trabajábamos juntos. En general la música pasaba por un proceso en el cual se llevaba a práctica la canción, pasaba por un filtro democrático y luego se desarrollaba de manera intensa.
¿Te considerás un poeta?
No. Me considero un cantautor porque nunca he publicado poemas. Trato de usar el lenguaje para lograr definir emociones y situaciones que sirvan para conducir la experiencia de escuchar nuestra música. Así como lo hace la guitarra, el bajo o la batería. El lenguaje es otra capa más y para nosotros, todas las capas son sumamente importantes y las tratamos con respeto. Pues la verdad que cantar en Sueño Digviana fue un accidente. Alguien tenía que cantar y me tocó hacerlo. Toco varios instrumentos, pero la guitarra es mi consentida.
¿Cuántos discos grabaron con Sueño?
Tomando en cuenta nuestro EP; cuatro.
¿Ves en un futuro factible regresar con la banda o es definitiva tu permanencia fuera del país?
Pues por suerte nos reunimos a principios de este año para tocar en Manifiesto y la verdad es que la magia de los ensayos la cual nos dice que esta banda se terminará con nuestros pasos esta esta tierra. Mi permanencia en Suiza es permanente. Por los momentos.
Bajo tu perspectiva; ¿Qué le hace falta al artista hondureño para trascender?
Pues todo es relativo a la escala en que se observan las cosas. El artista hondureño transciende cuando existe igualdad de condiciones para hacerlo. Miren a banda como Crows Crown… ¡Representando a Honduras en Wacken! Aurelio Martinez, Diablos Negros, Delirium, Los Bohemios, el gran Guillermo, Polache, Pez Luna, Rosa Náutica, Boreal Scala, Le Xeles, Ytterbium, Fer King y la Banda del Bosque, La Madame Groove. Si no han escuchado estas bandas; ¡Búsquenlas en la red!
¿En qué momento decidiste lanzarte como solista?
Fue una progresión bastante peculiar. Llevé el término solista a un extremo un poco absurdo ya que monté mi propio estudio, aprendí a utilizar el software y hardware y compuse y grabé todas las canciones que terminaron siendo parte de mi disco, Aprendiendo a Respirar. La idea detrás de este disco al fin y al cabo fue la de motivar a las personas que les interese sacar un disco independiente de bajo costo; que lo haga. Fue un proceso bastante interesante y solitario, en el sentido de no haber compartido con ningún otro músico las pistas. Mi esposa y mi hijo estuvieron presentes en cada etapa de la grabación y mi hermano Leandro Kaegi fue el productor ejecutivo.
¿Vamos a continuar escuchando de Alfredo Kaegi como solista?
¡Claro!
¿De dónde viene tu apellido?
El origen de mi apellido es Suizo. Mi otro apellido es Trejo…ese es salvadoreño. Mi abuela de parte de mi padre era estadounidense y mi abuela materna era de Nueva Armenia, Francisco Morazán… Saludos a los paisanos. Soy al igual que el resto de paisanos. Un producto de la globalización.
¿Dónde vivis actualmente?
Actualmente vivo en Saint Légier, cerca de Vevey en el Cantón de Vaud, Suiza.
https://www.youtube.com/watch?v=ZSFXHDE_fxU