San Pedro Sula en menos de 48 horas nos recibió con calidez hace unos días atrás. Conocimos muchos lugares y a muchos personajes del ámbito “farandulero” por allá. Lo más bonito de todo es a ninguno de nuestros entrevistados los sentimos con aires de “diva”.
Todos fueron muy amables, todos siempre sonriendo. ¿Será por eso que dicen que la gente de la costa es más alegre?
Imperante calor por las mañanas, bajaba un poco la temperatura por las noches. De igual forma, ese calorcito, ese feeling “jampedrano” es uno de los que más me gusta.
Creo que en Tegus estamos demasiado metidos en nuestros rollos, el ambiente político no ayuda mucho que digamos y los pleitos sociales se viven en cada esquina.
No puedo comparar las ciudades. Soy nacida en Tegucigalpa (no en La Ceiba como muchos creen) y durante la Copa del Mund 2014, viví mes y días por la capital industrial. San Pedro Sula tiene músicos que forman parte de la escena artística de nuestro país.
Tiene teatro, es increíble cómo el Teatro Saybe se puede llegar a llenar con sus diferentes obras. Tiene fútbol, aquí se concentran 2 de los clubes más importantes del país y el “fortín” de nuestra Selección Nacional: “El Olímpico Metropolitano”.
Anduvimos por el Mercado Guamilito, haciendo entrevistas que ya vieron o verán próximamente en la página. Conocimos tantas historias, aprendí a hacer tortillas de maíz, me quedaron feas y algo crudas pero Frank se comió una.
Pero con lo que me quedo es con que sencillez y alegría cada persona que nos atendió. El calor que lentamente nos estaba consumiendo, pasó a un segundo plano y estábamos cada vez más interesados en conocer más de esta ciudad.
Qué bien se siente cuando no le paran la cara a uno, cuando te regalan un vaso con horchata hecho por jóvenes de 20 años o menos y que han pasado sus vidas en esos puestos que sus padres o abuelos les han heredado.
La humildad no es la que uno dice tener sino la que cada rostro y manos “curtidas” por el arduo trabajo de 8 o más horas bajo el sol nos invitan con un “¿Quiere horchata, mi reina?” a pasar por sus puestos.
Gracias, San Pedro Sula, por sus atenciones desde los lugares más “pipiris” hasta los mejores recuerdos que se dieron en las calles de su pueblo. Espero me inviten pronto para regresar.