Terminó el sueño de una medalla olímpica. Nos quedamos con las ganas. Honduras salió bien, pero le pesó el primero gol de los nigerianos.
Hace falta mucho trabajo en la parte psicológica de los jugadores hondureños, los asustó el hecho de haber clasificado a semifinales, los asustó la posibilidad del triunfo.
Los catrachos en general, tienen miedo al éxito, hay países en las mismas condiciones que Honduras y sus atletas sacan medallas.
Va más allá de tener ganas y de arroparse con la excusa de la poca preparación o el poco apoyo recibido. No es posible que nos quedemos tan cerca de una medalla y no salir a dejar el alma, el cuerpo, la vida por obtenerla.
Tampoco estoy de acuerdo con las palabras de Bryan Acosta al final del juego donde se escuchó: “Mejores cosas vendrán Padre”.
¡Por Dios! Tienen la oportunidad de su vida, tienen la bendición si lo quieren llamar así, de pelear directamente por una medalla olímpica.
Honduras se comió tres, un desastre en defensa, no sé si era cansancio o desmotivación por el juego ante Brasil, el hecho es que no pudimos hacerle frente a una oportunidad histórica de poner al país en un podio de Juegos Olímpicos.
No estoy conforme con la actitud de la Sub 23 estos dos últimos juegos. Se nublaron, les temblaron las piernas, reaccionaron 20 minutos antes de finalizar su participación en Río 2016. El hambre de triunfo se trae desde el inicio, no hasta que ya vas con tres goles encima.
El medio campo de Honduras dio lastima, la pelota pasaba de defensa a la delantera vía pelotazo aéreo. Se fue la posibilidad de medalla, teníamos 75% de posibilidad de obtener una presea y regresamos como nos fuimos, con las manos vacías.
No voy a negar el esfuerzo de la Sub 23, pero, deben estar conscientes que se pudo haber hecho más. Somos número 4 del mundo a nivel olímpico. Nada mal, pero, todos sabemos que Honduras tuvo que haber traído una medalla de cualquier color colgada en el cuello, sin embargo, le tuvieron miedo al éxito.
Pinto tiene mucho que pensar. Viene la parte más difícil, el camino a Rusia 2018.
¡Adiós al sueño olímpico!