Edgar Euceda casi mata a su novia a golpes. El rostro inflamado y morado de Julissa Rivera salió en las primeras planas de los periódicos y en los noticieros de televisión.
Julissa fue a dar al hospital y se salvó de morir.
La buena noticia es que el abusador fue sentenciado ayer por la justicia hondureña a 21 años de cárcel y seguirá recluido en el Penal de Comayagua.
Euceda era tan celoso que Julissa -según cuentas familiares de ella-, no podía ni decirle “Hola” a otro hombre por temor a ser golpeada.
La defensa del acusado tiene tres días para apelar la decisión. Si no lo hace, seguirá donde, sin ninguna duda, merece estar: en la cárcel.