Tanto que hablaron los nuestros antes del partido: “No caeremos en las provocaciones de Neymar; ya sabemos cómo juega”.
Pero Neymar les comió el coco. Los provocó, y los cipotes cayeron en la trampa. Y el capitán del Scratch les dejaba la pierna para que le dieran.
Y le dieron y se tiró al suelo y se revolcó.
Y cuando no le dieron igual se tiró y se revolcó.
Una, dos, tres… ¡Doce faltas y Neymar se seguía lanzando a la inmensa piscina de césped del Maracaná!
“Solo es Neymar”, decían. Sí, solo es Neymar. Un jugador elote, fuera de serie, uno de los tres mejores jugadores del mundo.
A Neymar le funcionan sus payasadas en España, en Champions, en eliminatorias, en Copa América, en amistosos, y en Olímpicos, en su país, en el Maracaná, con su gente, no iba a ser distinto y mentalmente nos ganó por goleada.
¡Maldito Neymar!