Me contaron sobre un doctor que se disfrazaba como Patch Adams, aquel famoso personaje que utilizaba la risoterapia para hacer sentir mejor a sus pacientes.
En Honduras existe uno. Su nombre es Gustavo Bustillo y está en la unidad de pediatría del Hospital San Felipe de Tegucigalpa.
Nos recibió muy amablemente en el lugar donde hace la magia y esto fue lo que nos contó:
¿Hace cuánto se graduó de pediatra?
Antes que nada, es un placer atenderlos. Gracias por estar aquí. Me gradué hace doce años. Fue en 2004. Póngase este gorrito -me dice. Y le hago caso.
¿Antes de graduarse ya tenía la idea de utilizar el humor y los disfraces para motivar a los niños?
Esta idea surgió con mi grupo de amigos de pre grado, mucho antes de graduarnos. Debido a que a veces el estudiante de Medicina se limita mucho en cuanto a su forma de ser por la supuesta seriedad que debe tener y el temor a los jefes.
Sin embargo, fue algo que a nosotros nunca nos limitó y nos dedicamos a ser nosotros mismos con la única diferencia que mis compañeros y son incluso, más cometidos, más serios, menos extrovertidos.
Yo siempre he sido así, esta ha sido mi forma de ser y mis compañeros nunca me limitaron, entonces, la relación de trabajo con humor y con diversión se fue acompañando y ha sido parte, prácticamente, de nuestro diario vivir en el pre grado y en el post grado.
¿Qué lo motivó a romper todos los esquemas de medicina?
Lo que pasa es que no implementé nada. Yo soy así. En mi familia casi todos son así. El humor es parte de nuestra forma de ser, de nuestra personalidad.
Los lugares limitan o inhiben a las personas. Pero eso no fue un problema porque estudiaba y trabajaba, me rezagué en algunas clases en la carrera y mis jefes fueron compañeros míos.
Hay una camaradería que a mí no me importaba. Era como soy. Las cosas amenas. A mis jefes les gustaba y por eso nunca han limitado nada.
Los especialistas de alguna manera algunos se involucraban, a otros no es que no les importaba; pero tampoco nos decían “No lo hagan”.
¿En qué consiste la risoterapia?
Básicamente es reír para curar. La risa se utiliza en lugares del mundo como medicina para algunos males del cuerpo y en algunas partes de Europa, muchos hospitales tienen grupos de payasos.
Médicos Sin Fronteras y Payasos Sin Fronteras han hecho de la risa una forma de trabajar con personas que han perdido la sonrisa.
Los resultados de la risa han sido comprobados científicamente. Reír es curativo.
¿Qué le sucede al cuerpo, doc?
Un sinfín de beneficios. Por ejemplo, se activan 400 músculos.
Los pulmones pasan de mover 6 a 12 litros de aire.
Los abdominales se contraen y hacen masaje a los órganos internos.
Las piernas y brazos se relajan.
Se estimulan y estiran los músculos de la columna y también los intestinos.
¿Cómo fue su infancia?
La de un niño normal. Jugar mables, tejo, fútbol, libre, landa. Me crié en la 21 de Octubre. Una colonia que gracias a Dios, todavía es sana.
Nunca tuvimos ningún problema. Vivía con mis padres y tengo amigos con los cuales me reúno todos los fines de semana.
¿Cómo lo reciben los niños cuando lo ven disfrazado?
Eso es otra historia. Dios me dio un don de caerles bien… No ha todo el mundo, pero sí a todos los niños.
Incluso a veces las enfermeras, que son nuestro brazo derecho se ríen, porque dicen que soy como un niño grande. Y es porque el hecho de donde quiera que voy, los niños me siguen porque juego y bromeó con ellos. Pero esto es de toda la vida.
A los cinco años de edad, yo ya sabía que quería ser pediatra. Nunca nadie me quitó eso de la cabeza, es más, nunca se me cruzó tener otra profesión para un futuro.
Así es mi forma de ser, de toda la vida. Los niños cuando me ven, pierden el miedo.
¿Cuántos gorritos y cuántos peluches tiene?
Antes de que nos robaran en mi casa, tenía como 500 peluches y se los llevaron todos. Pero ahora, tengo unos 250. ¡Acepto donaciones!
Gorritos tengo como unos 40. El otro día quería arreglarlos, pero llegaron unos amiguitos de mi hijo y los querían todos. Hubo que lavarlos, meterlos al micro para trabajar aquí, no pueden venir contaminados.
¿Conoció al doctor Patch Adams?
Sí. En septiembre del año antepasado.
¿Qué impresión se llevó y que aprendió de él?
Mire, lo primero que me impresionó es que no se quería bajar del carro porque había periodistas. Él decía que no venía hacer publicidad de nada. Me gustó eso, me dijo que andaba incómodo porque lo fueron a traer en una camioneta de lujo.
Él anda a pie o en carros comunes.
Al bajarse, preguntó: “¿Todos tienen su nariz de payaso?”. Luego dijo: “Yo no los vengo a enseñar aquí qué hacer. Usted lo que tiene que hacer es estar dispuesto a payasear. Si usted no está dispuesto a payasear, usted no está dispuesto a hacer nada”.
Eso concordó con una frase que yo he dicho siempre: “Sí uno no está dispuesto a hacer el ridículo para hacer sentir bien a alguien, no está haciendo nada en esta vida”.
Porque esa seriedad y el qué dirán de mí, muchas veces nos limita y más con niños. Cuando se trabaja con niños, se debe poner el corazón al nivel de ellos.
¿Y la impresión?
La impresión que me llevé de Patch Adams, es que él no es una persona normal. Él es un tipo superdotado, genio. Los genios son incomprendidos.
Incluso a estas alturas de la vida, él se queja de muchas cosas. Vean sus entrevistas recientes en YouTube, pero él tuvo la suerte de nacer en los Estados Unidos. ¿Por qué digo la suerte? Porque en Estados Unidos entienden lo que es altruismo.
Aunque se les deduzca del impuesto. Aquí no les importa. La idea de las empresas es obtener más, más y más y nadie está dispuesto a invertir en un hospital gratuito por ejemplo. Porque las empresas no verán ganancias.
El doctor Patch, este hombre, recibe donaciones de diferentes lados. Tiene un hospital gratuito en Estados Unidos y le ha costado mucho, pero lo ha logrado.
FOTO: Dr. Patch Adams con Dr. Gustavo Bustillo. (Septiembre de 2014).
¿Ese es su sueño en Honduras?
Tanto como mi sueño. Es difícil. Quizá algún día pasa algo y alguien logra hacer una inversión así y nos permite dirigir un hospital gratuito para los más necesitados.
EL sueño, mi visión o mi misión es que la gente que viene a consulta, sea adulto o niño, se sienta de la mejor manera posible.
Por ejemplo, a veces entro a labor y parto con los gorritos, las madres que están estresadas por el dolor, no saben a qué hora van a parir, no saben a qué hora van a poder ver a su bebé; me quedan viendo y se ríen. Ya botaron estrés. Para mí sacarle una sonrisa a alguien, eso ya es ganancia. Tanto para mí, como para la persona que se ha logrado reír.
¿Quiere despedirse con unas palabras para las personas que lo van a leer?
Le diré. El pediatra que no tiene un hijo, todavía no es pediatra de verdad. Porque no conoce lo que es un bebé.
Pero el mejor mensaje para los que se van a recibir de pediatras en este momento es que se liberen, sean como ellos son, boten la seriedad. Nadie ha ganado nada con la seriedad, se gana más haciendo reír a un niño.
Para el público en general. En la vida hay problemas que tienen solución y los que no tienen solución. Si tienen solución; de qué me preocupo. Y sí no tienen solución, de qué me preocupo si no los voy a solucionar.
Hay que tomar la vida como viene, vivir cada día como si fueses el último. Ser felices, porque esa es la mejor forma de vivir.
¡Muchas gracias doctor!
¡La risa como medicina ante todo mal! Sesión preparada por Sergio Montero:
