Indudablemente que la final de la VIII Copa Mundo, definida entre Inglaterra y Alemania un 30 de julio de 1966, hace exactamente 50 años, fue la más polémica de la historia ya que una anotación inexistente tuvo incidencia decisiva en el resultado.
Desde el inicio, el certamen estuvo marcado ante las sospechas sobre la existencia de un pacto anglo-alemán para que los seleccionados de ambos países accedieran a la final a toda costa. Los rumores se fueron alimentando desde lo acontecido con “O Rei” ya que tomando en cuenta que tras conquistar los títulos de 1958 y 1962, Brasil aparecía en la primera lista de candidatos con Edson Arantes do Nascimento “Pelé” como gran figura, dicho futbolista fuera violentamente marcado por el búlgaro Dobromir Zhechev y el portugués Joao Morais con la complacencia de los árbitros Kurt Tschenscher (alemán) y George McCabe (inglés). Si bien es cierto que dicho campeonato fue el último antes de que se introdujeran las tarjetas amarillas y rojas, los jugadores podían ser expulsados directamente pero Pelé no fue protegido de la violenta agresión sufrida por sus rivales, a tal grado de que no pudo alinear en el partido en el cual su selección cayó 3-1 ante Hungría y en el encuentro ante los lusitanos debió abandonar el campo en camilla.
Posteriormente, en la etapa de cuartos de final, el alemán Rudolf Kreitlein fue designado para dirigir el duelo entre Inglaterra y Argentina y el inglés James Finney arbitró el partido entre Alemania y Uruguay. El juez teutón expulsó del campo al capitán gaucho Antonio Ubaldo Rattin cuando los locales no encontraban la ruta al gol pero finalmente se impusieron por 1-0. Mientras tanto, el referee británico no sancionó un penal cometido por Karl Schnellinger y sacó del campo a los charrúas Héctor “Lito” Silva y a Horacio Troche, facilitando el triunfo germano por 4-0.
Inglaterra y Alemania se clasificaron para el juego decisivo por la disputa del título una vez que vencieron a Portugal y a la Unión Soviética en la semifinal.
El sábado 30 de julio de 1966 se enfrentaron en el estadio de Wembley. Los locales alinearon con Gordon Banks, George Cohen, Ray Wilson, Nobby Stiles, Jack Charlton, Bobby Moore, Alan Ball, Bobby Charlton, Geoffrey Hurst, Martin Peters y Roger Hunt, en tanto que los germanos formaron con Hans Tilkowski, Horst-Dieter Hottges, Karl Heinz Schnellinger, Franz Beckenbauer, Willi Schulz, Wolfgang Weber, Helmut Haller, Siegfried Held, Uwe Seeler, Lothar Emmerich y Wolfgang Overath.
Los teutones se adelantaron a los 12 minutos con un gol de Helmut Haller pero los británicos igualaron a los 18 a través de Hurst y tomaron la ventaja a los 78 con un tanto de Peters pero en el último minutos, Weber marcó el tanto del empate 2-2, el cual llevó el juego a la disputa de 30 minutos suplementarios.
Al minuto 101 se produjo la jugada que desembocó en una de las polémicas más grandes en la historia de las Copas del Mundo. Geoffrey Hurst remató un centro de Alan Ball y la bola se estrelló contra el travesaño del arco de Tilkowski y posteriormente contra el suelo, Weber cogió el rebote y envió el balón al tiro de esquina. El árbitro suizo Gottfried Dienst se encontraba detrás del punto penal y ante la duda sobre si se había producido el gol, se apoyó en el línea soviético Tofik Bakhramov para consultarle y éste asintió y señaló con su banderín el centro del campo, ante eso, la anotación fue convalidada y los anfitriones pasaron al frente e incrementaron su ventaja con otro gol de Hurst a los 120 minutos con lo cual se estableció el definitivo 4-2 con el cual conquistaron el título de campeones mundiales de la mano del técnico Alf Ramsey. La repetición de la acción mostró que el balón no rebasó la línea del arco, por lo que el tanto no debió subir al marcador. Dienst afirmó después que en su opinión, sin esa anotación, jamás hubiese llegado el cuarto gol.