Estamos acostumbrados a vivir “un tipo de amor”, de esos que nos enseñaron y nos recalcaron una y otra vez donde la mujer tiene que esperar a que el hombre la acorteje, si él no la invita a salir, CUIDADITO va de sobrada a decir algo, se tiene que hacer la difícil para que así se enamore más de usted.
Y usted, hombre, tiene que buscar una mujer de hogar que no salga, que pase las 24/7 volando runga en la casa, que se quede callada cuando usted hable. En fin, todas las mil cosas que se les viene a la mente.
Y si no nos llegamos a fijar en alguien que tiene estas “cualidades”, uy, hay serios problemas, andamos mal, encontramos todo menos “amor”.
No es que el concepto esté malo, pero muchos nos hemos encasillado solo en él y no vemos a nuestro alrededor.
¡¡¡POR FAVOR!!!
¿Qué de malo tiene?
¡Que la mujer tome la iniciativa!
Que en la primera cita haya por un par de calambres.
Que bailen toda la noche.
Que la mujer no lo deje ni hablar.
Que él le cierre la boca a besos.
Que hagan el amor en la primera cita.
Que les guste salir.
Que susurre buenos piropos al oído.
Que sean de largo kilometraje.
Que te invite a unas buenas vacaciones.
Que te diga que lo primero que mira en una mujer es el trasero.
Tampoco tiene nada de malo…
Que te lleve al cine.
Que espere mil citas para poder hacer el amor.
Que solo tomen un café.
Que a ella no le guste salir.
Que la mujer se quede callada escuchando todo lo que él dice.
Que él no se atreva a robarle un beso.
Que lo más atrevido que te dicen es “¡Qué bonito pelo!”.
Que vaya despacio.
Ni uno ni lo otro tiene algo de malo porque al final, Hay que saber con quién complicarse la vida.