Tegucigalpa, Honduras. Esta historia comenzó a través de las redes sociales, cuando una señora nos comentó de una mujer que vendía en una carreta de supermercado y que adentro de la misma lleva siempre a su hijo.
Después de recorrer toda la colonia Miraflores buscándola por fin la encontré estacionada frente a un puesto de tortillas, acababa de llegar, la llamé por su nombre y su respuesta fue “Aquí cambiando a mi muchachito que ya andaba careto… “.
Ella es Lucy Sosa, una mujer de baja estatura y vestimenta sencilla, y sus pies cubiertos de un calzado que le permite realizar su trabajo con comodidad.
Empuja una carreta cubierta de papel periódico para que las frutas y verduras no se dañen. En la parte de adelante lleva una pañalera, juguetes de bebé y a su príncipe, el pequeño Joshep de un año.
Joshep es querido por todos los compradores y vecinos de la Miraflores.
La jornada de este dúo luchador y ejemplar inicia a las cinco de la mañana. Doña Lucy se va al mercado y elige las mejore frutas y verduras que luego vende a los habitantes de la colonia.
Doña Lucy es padre y madre de tres hijos. Su esperanza está en su hija mayor, que pronto se graduará de “Perito Mercantil”.
Es tan conocida en la colonia que si usted pregunta por la señora de la carreta y el pequeño Joshep, cualquier vecino los describe y le dicen las horas a las que esta pareja llena de colores y vitaminas pasa por la zona.
¿Le resulta este ajetreo, doña Lucy?
Gracias a Dios sí, fíjese, con lo que recorro y vendo ajusto para pagar mi apartamento, soy madre soltera, no me fue bien en ese aspecto, pero una mujer no necesita a un hombre para sacar adelante a sus hijos.
Con esta respuesta me di cuenta que realmente estaba frente a una heroína sin capa pero con delantal, su fin es sacar adelante a sus hijos sin importar la potencia de los rayos del sol.
A su corta edad, Joshep no ha sufrido de ninguna enfermedad y es el compañero inseparable para esta madre que viaja horas dentro de esta colonia para mantener su familia.
Con quince minutos de retraso por la plática, doña Lucy agarró su carreta, se despidió de nosotros y siguió su camino hacia el lugar en donde estaciona su herramienta de trabajo.
Como en todas las familias hay necesidades, pero para ella, si le dan ropa, juguete y calzado a su “Muchachito” es una bendición que ella ve que viene del cielo y que agradece con una sonrisa.
