“INTEGRIDAD es una persona de una sola pieza, una escultura perfecta sin defectos ni grietas”.
Esta frase poco a poco fue quedando grabada en mi mente, cada día con más fuerza y cómo no, si la escuché por más de seis años en el colegio y otros tantos en la iglesia.
Cuando recuerdo esto, inmediatamente viene a mi mente un martes tipo 12: 25, cuando todos los estudiantes de las instituciones Vida Abundante teníamos que entrar a devocional, un culto donde se cantan los himnos, alabanzas y se predica.
Cada quien sentado donde le correspondía; en esta ocasión a mí me tocaba en la primera fila porque, ya era mi último año de colegio y ese era el lugar asignado.
Si miraba a mi alrededor, mi panorama era el siguiente: hombres con el pantalón gris bien planchados, camisa blanca por dentro y un nudo de corbata casi perfecto, peinados de ladito, súper formales.
Las mujeres con su falda short abajo de la rodilla, camisas blancas, corbatines bien puestos, calcetas hasta el tobillo, aritos extremadamente pequeños.
Los maestros todos uniformados.
En fin.
¿Organización increíble, verdad? Obviamente teníamos que estar a la altura, y comprender que estábamos siendo capacitados para ser ÍNTEGROS Y EMBAJADORES DEL REINO, como nos enseñaron durante muchos años.
El que impartió esta enseñanza o prédica fue el mismísimo pastor, fundador y doctor Evelio Reyes, quién por años nos enseñó lo mismo… repetía y volvía a repartir, hasta que nos entrara en la cabeza que teníamos que actuar como hombres y personas ÍNTEGRAS.
A muchos tal vez les entro desde la primera predica, a otros como yo, tal vez le costó un poquito más y lo entendimos hasta el último año me imagino que es cuestión de madures, el punto es que estoy segura que lo entendimos mejor que usted Pastor.
“Una persona íntegra es una persona de una sola pieza” o “Somos luz que alumbra y sal que fermenta esta tierra”. Esas son las frases que hoy resuenan en mi cabeza, una y otra vez.
Este concepto está muy bien elaborado, no sé si es de autoría o copiado, es lo que menos importa, el caso es que es algo que me ha ayudado en muchos aspectos de mi vida.
No voy a venir a decir que no tengo errores o que soy una pieza perfecta, claro tengo mis grietas, como cualquier otro, pero gracias a este concepto que me lo dijo por años es que estoy escribiendo está columna.
Estoy segura que no la publicarán en sus páginas oficiales de las instituciones, o tal vez nunca me inviten a dar una charla o predica algún martes en un devocional, porque para muchos hoy soy una malcriada criticando al que alguna vez fue mi autoridad.
Para otros soy un miembro infiel que estoy juzgando a mi padre espiritual, y me atrevo a decir que muchos van a decir “Niña, búsca de Dios. ¿Cómo es posible que esté haciendo esta barbaridad?”.
O tal vez esta columna no llegue nunca a sus manos, pastor Evelio, pero déjeme decirle que hoy estoy haciendo lo que usted algún día me enseñó.
Nada más que hoy a mis 22 años lo entiendo mucho mejor y no de la misma manera que alguna vez lo creí entender.
Ser ÍNTEGRO NO es vestir formales e impecables como usted nos enseñó alguna vez con los uniformes; eso es una regla de la institución nada más .
Ser ÍNTEGRO es tener palabra de honor y no cambiarla ante ninguna circunstancia o situación que nos beneficie, recuerdo que una mañana de un domingo usted se arrodilló a decir que no podíamos dejar como pueblo que alguien se perpetué en el poder; ahora usted dice que ese tema no es de relevancia.
Ser ÍNTEGRO NO es meterse a orar en instituciones o entidades para ganar protagonismo.
Ser ÍNTEGRO es tener amor al prójimo como lo tuvo Jesús aquí en la tierra y lo sigue teniendo, ir a orar a estas entidades no sirve de mucho, lo que sirve es ir a darle de comer al hambriento, consuelo al enfermo, esperanza al que más lo necesite en fin cosas que como iglesia estamos llamados hacer.
Ser ÍNTEGRO NO es prestar el templo que en fin solo son cuatro paredes, porque la iglesia somos nosotros a que vayan hacer circo.
Ser ÍNTEGRO NO es desgarrar la voz todos los domingos pidiendo que oremos por nuestras autoridades y por el “lindo país que vivimos”.
Ser ÍNTEGRO es orar a Dios porque saque la pus de este país, Dios que es Dios dijo las cosas en la cara sin andar por las ramas.
Ser ÍNTEGRO NO es hacer competencia con otros pastores a ver quién es más indispensable en las tomas de posesiones, o en la depuración de la policía.
Ser INTEGRO NO es ponerse en huelga de hambre por días y días, para exigir justicia, para eso ya tenemos suficiente circo.
GRACIAS, por este concepto de INTEGRIDAD, el cual me ayudó mucho hacer esta columna, lástima que usted, PASTOR, se perdió en el camino.
Esto lo escribo como una ex alumna de sus instituciones y como un miembro de su iglesia.
Así que lo invito a que cierre sus ojos y eche una mirada a su interior, como dice usted, y reflexione sobre el verdadero concepto de INTEGRIDAD.