Kenny Castillo, uno de los redactores más talentosos del país, recuerda cuando fue a realizar su primera entrevista. “¿Vos sos futbolista?”, le preguntó el personaje. “No, soy periodista”, le respondió.
“Como me vio negro, se le hizo difícil pensar que yo no era jugador de fútbol, porque ese es uno de los estereotipos que se tienen de nuestra raza”, dice el editor de kennycastillo.blogspot.com donde publica reportajes, investigaciones y además lucha por el cese a la discriminación racial.
“En Honduras hay racistas, como en todas partes del mundo, pero decir que somos totalmente racistas es una afirmación grosera y fuera de la realidad”, dice.
“Hay algunos movimientos antinegristas que quieren blanquear el país. No son muchos, pero existen”, afirma.
En los 80’s, cuando salió el pasquín de Memín, era común que a los niños de raza negra se les llamaba despectivamente de esa manera.
Recuerdo que en el equipo infantil en el que jugaba, el entrenador le dijo “Memín” a un niño que, más que a ese personaje, se parecía a Pelé con la pelota en los pies.
Sonaba a broma y nadie lo tomó a mal.
Hoy, ese tipo de frases pueden terminar en demandas.
Pero no solo la raza negra sufre las frases de corte racistas que usamos los hondureños, a veces de manera “inocente” y otras con el ánimo de ofender.
He aquí algunas de esas frases, aunque hay muchísimas más. No está de más decir que RECHAZO CUALQUIER TIPO DE DISCRIMINACIÓN RACIAL, SEXUAL Y DE CUALQUIER OTRO TIPO.
Negro tenía que ser: Esta frase es usada generalmente en fútbol cuando un jugador de raza negra falla un error o comete un error. También se le agrega despectivamente “moyolo”. Lleva implícito que por ser negro es malo.
Chinos come ratones: Es una creencia popular de nuestra sociedad que en los restaurantes chinos usan carne de ratón en lugar de res o cerdo. Incluso se bromea en la mesa diciendo “Salió bueno el ratón”.
Otra frase relacionado con los asiáticos es “Yo nunca he visto que se muere un chino”, insinuando que cuando alguien muere, también es usado como platillo.
¡Es que es el mero indio!: Un error o una mala acción basta para que utilicemos esta frase (en son de broma, pero despectiva), para burlarnos. Según esta frase, los indios son tontos e inútiles.
¡Aquí chambeando como negro! Cuando alguien trabajo arduamente o ha tenido un día laboral fatigado, usa esta frase altamente discriminatoria que relaciona los trabajos de esclavitud del pasado al que fueron sometida la raza negra.
Es que esos turcos caminan con los codos: Los hondureños usamos turcos (de Turquía), para referirnos a los árabes. Como ha sido una comunidad dedicada a los negocios y al comercio -lo que los convierte en maestro del regateo-, es de creencia generalizada que los “turcos” son agarrados, llorones, codos o tacaños cuando de dinero se trata.
Parece que vine bajando de la montaña: Una actitud de inocencia, una metida de pata, una frase mal empleada o la poca habilidad para realizar algo, bastan para que nos refiramos de esta manera a una persona, lo que implica una separación entre la gente del campo-pueblo y los de la ciudad: aquellos son brutos, estos son inteligentes y se las saben todas.
Pura bromade albañil: Bromas pesadas, tontas o vulgares son adjudicadas a este sector de trabajadores de origen humilde, famosos por sus piropos a las mujeres. ¿Por qué no se dice “pura broma de abogado, de periodista o de doctor?”.
Natacha o nacha: La primera vez que escuché esa palabra fue a finales de los 80’s. Nunca supe el origen de la misma, aunque por allí me explicaron que era porque en una telenovela la empleada doméstica se llamaba Natacha. En mi opinión, una de las palabras más hirientes, despectivas y clasistas en el vocabulario de los hondureños.