Hoy lanzo un grito por aquellas mujeres que han sido violadas, golpeadas y que sufren día a día en medio del narcotráfico.
Son muchas en este país que levantan demandas a diario por estos casos, otras mejor se quedan calladas por temor a represalías.
La semana pasada llegué a las instalaciones de Canal 11 para que mi amiga Eunice me arreglara el pelo, era martes y tenía que presentar en Todo Deportes.
Llegué justo cuando Yaritza (Owen) se iba y ella le había dejado un testimonio a Eu, como cariñosamente le decimos. No lo seguimos viendo, pero medio me contó. Desde ese martes quedé con eso en la cabeza, hasta que me decidí a buscar sobre la Pastora Diana Mendiola, que dicho sea de paso, recién había visitado nuestro país.
¿Alguna vez has escuchado, visto o leído de la Pastora Diana Mendiola? Si no sabés quién es, te cuento un poco:
Diana fue prostituta en los años 90’s, inclusive en sus entrevistas (o testimonios) ella confiesa que fue violada por su padre junto a sus 6 hermanas desde muy temprana edad.
“La verdad yo no sé si mi padre fue mi primer hombre, no lo logro recordar.” Esas palabras me duelen tanto, desde temprano vino alguien y le arrancó su dignidad como mujer y su inocente sonrisa para satisfacerse personalmente. ¿Podría el ser humano ser más egoísta?
Mientras vivía en Medellín, se prostituía. Conoció, en su momento, a grandes políticos y capos colombianos, entre ellos Pablo Escobar al cual decía admirar mucho. De ahí se dedicó a vender drogas y continuaba con el business de la prostitución. Lamentablemente éste era el estilo de vida que llevaba desde niña y la parte más triste de la historia, era que le gustaba porque no sabía vivir de otra manera.
Hoy se ha convertido en una de los principales testimonios cristianos a nivel internacional. “A veces me violaban y ya no luchaba, sentía que yo había nacido para eso.”
¿Por qué la juzgamos tanto? ¿Ya comenzaron a hacer la relación con lo que vivimos a diario? Que si es prepago, que si no. ¿Y a nosotros que nos importa? Que si se desnudó y si ya viste las fotos. Estas son algunas de las conversaciones que tenemos a diario.
¿Qué triste, verdad?
Este es el caso de muchas mujeres en nuestro país. Recriminadas por su presente o su pasado. También, existen mujeres que, por conseguir lo que quieren hacen lo que sea como lo era Diana.
El giro de la historia, viene cuando después de dar a luz en medio del narcotráfico y la prostitución se contagia con SIDA. Esta enfermedad terminal que afecta no sólo a aquellos que tienen sexo descuidado sino que también han sido contagiados por agujas contaminadas y demás.
Realidad, no hay nada ajeno a la realidad con su historia. Lo cierto es que hay muchas cosas que callan las mujeres. Muchos abusos, inclusive podemos ver como en redes sociales unos se dedican a atacar insultando aquí e insultando allá. Tiendo a juzgar poco, pero creo que el respeto debe existir siempre y ahora nos hemos convertido en seres tan insensibles que preferimos juzgar detrás de una computadora a ayudar a las personas.
En medio de la enfermedad, Diana se entrega a Dios y él se encarga de cambiar su vida y en medio de su testimonio cuenta del milagro que vivió cuando el la curó. Es así como su testimonio, al menos a mi me ha enseñado de fortaleza, paciencia y sobre todo fe.
Unos optan por lanzarlo todo con suerte, otros por orar. Es bonito cuando hay algo en qué creer y que te sustente por los peores momentos. Con esto no les quiero dar un sermón cristiano. Soy tatuada, de vez en cuando mal hablada, me gusta la música diferente a lo que probablemente ustedes escuchen y de vez en cuando de una buena cerveza.
Alzo la voz por todas aquellas que viven en sufrimiento por las injusticias de la vida. Por aquella mujer que ha sido golpeada, violada y denigrada.